CRÓNICAS DE UNA MADRE ESTRESADA: 8 DE MARZO ¿ DE VERDAD QUEREÍS SER MADRES?

Hoy 8 de marzo, día de la mujer trabajadora reivindico de nuevo el sufrimiento por el que tenemos que pasar todas nosotras por haber nacido portadoras del «sexo débil» y cómo cuando nos convertimos en madres los sufrimientos se multiplican por decenas…

 

 

 

Hoy  he presenciado uno de los episodios más dramáticos de la maternidad que me ha hecho plantearme si de verdad merece la pena pasar por todas estas penurias en la vida. Con lo bien que estaba yo de soltera sin ninguna preocupación y fue empezar a tener hijos y los marrones comenzaron a caer sobre mi cabeza cual tormenta sin fin.

 

Como os podéis imaginar estoy en una edad en la que tengo todo el plantel de amistades de mi niñez embarcado en el mundo maternal. Unas intentando quedarse embarazadas, otras con hijos recién nacido y alguna rezagada  en busca de un macho ibérico con ganas de procrear. Cierto es que entre pitos y flautas cuando nos planteamos tener hijos ya estamos rondando los cuarenta así que las fecundaciones in vitro corren como churros en nuestro entorno.

El caso es que he ido a ver a una de mis mejores amigas de la infancia que acababa de parir.

La verdad es que nunca he entendido el ansia que tenemos por ir a ver a una recién parida. Parece que si no vemos al niñ@ en los primeros días de vida nos va a dar un “jamacuco”.

Pero nunca nos da por pensar en la pobre madre. En cuanto recibimos el Whatsapp con la foto del nuevo nacimiento nos lanzamos hacia el hospital en ordas impacientes por conocer al nuevo miembro del clan sin pensar que la parturienta puede estar hecha una “braga”.

 

 

 

No quiero imaginar ni por un momento la vergüenza que puede sentir una madre cuando recibe a hijos, primos, amigos, vecinos, amigos de los amigos, compañeros de trabajo del marido y todo aquel con ganas de ver a una mujer recién parida que te recibe con sus mejores galas: o bien con una bata con la parte trasera al aire, o con el tetamen fuera intentando que suba la leche y que el niñ@ hambriento deje de berrear.

 

El caso es que, decidí no ver ese momento de la pobre madre en el hospital y he ido hoy a su casa en la que, esperaba encontrar un remanso de paz y alegría.

 

Cuando he aparecido por la puerta he observado una escena que me ha puesto los pelos de punta: mi amiga estaba dándo el pecho a su hija bajo la atenta mirada de su madre y de su suegra que debatían sobre el alimento que tomaba el bebé:

-Pues parece que no tiene leche, ¿no crees? -decía la suegra.

-Claro, como va a crecer la niña, si tiene las tetas “chuchurrías” -comentaba la madre.

-Pero no la pongas así, que no se engancha.

-¿Cómo vas a tener leche? Sólo comes hamburguesas de esas del “Mandonal” y Coca cola.

-Y a ver lo que comes, porque todo le va a la niña.

La cara de mi amiga era un auténtico poema; parecía un cordero degollado, cabizbaja y respirando con dificultad intentaba dar de comer al bebé, que no se enganchaba bien.

 

 

 

 

-María , esto de la teta es un estrés – me ha dicho por lo bajo en un momento en que las suegras estaban debatiendo el tamaño de las ubres para poder dar o no el pecho-,no se si voy a durar mucho con esto, me tienen frita.

Por un momento recordé el nacimiento de mi primera hija y la situación que viví en ese momento.  En medio de un fuego encarnizado la liga pro lactancia que visitaba todas las habitaciones de las recién paridas  y mi madre se enzarzaron en una pelea que no quiero ni recordar.

Miré a mi amiga y bajé la cabeza. No sabía que decir, ni como ayudarla porque esa es la verdadera dureza de la maternidad. La soledad te invade y nadie te ayuda. Todo es nuevo para tí pero parece que haces todo mál y lo peor de todo es que los tuyos pueden convertirse en tus peores enemigos haciendo que, un momento mágico pueda convertirse en una auténtica pesadilla.

 

Definitivamente la maternidad  no es tan idílica como nos la pintan y por mucho que haga por conseguirlo nunca podré llegar a ser como esas supermadres que aparecen en nuestros facebook e Instagram, deseosas de contar lo bien que les va con sus hijos…

2 comentarios
  1. Susana
    Susana Dice:

    Qué pena me ha dado leer esto. Pobre amiga tuya la que le espera… ¿De verdad han dicho que tenía las tetas chuchurrías? Lo que estaba chuchurría era la empatia (por no decir cerebro) de la madre. Qué falta de tacto. Dile a tu amiga que las mande a tomar por saco y que sólo deje entrar a quien sepa estar callad@ y únicamente dé consejos si le son requeridos.
    Muchos ánimos y, por favor, dale un beso de mi perte. Y por favor, Recuerdale que, de pecho o no, será una madre maravillosa.

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