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Siempre me ha gustado cuidarme, tampoco en exceso, pero lo básico. Desmaquillarme cada noche, hidratarme después de la ducha, algún peeling y mascarilla de vez en cuando, alguna limpieza de cutis en centros de belleza… Pero reconozco que desde que soy mamá, me cuido mucho menos. He pasado semanas y semanas sin echarme una hidratante en el cuerpo, me he ido a dormir más de una vez sin limpiarme la cara. Hace meses que no me hago un peeling o una mascarilla y siglos que no voy a un centro de belleza.

¿Os pasa a vosotras también?

En fin, en cualquier caso, de vez en cuando hay que mimarse… aunque claro buscando opciones que nos quiten poco tiempo, trucos fáciles para mamás de hoy en día, que siempre vamos corriendo. Y todo este rollo es para hablaros de Aceite Divino de Caudalie.

¿Lo conocéis? Es una marca francesa. Yo no había oído hablar de ella hasta que me lo regaló una amiga.

Es un producto perfecto para hidratar tu cuerpo después de la ducha de forma rápida: el formato en spray es muy cómodo de extender, lo aplico directamente en las piernas, brazos, espalda… y masajeo un poco, la piel lo absorbe enseguida, no queda la sensación pringosa que dejan otros aceites.

Huele maravillosamente bien y la piel queda muy suave.

Su packaging también llama la atención, es de cristal, muy elegante, lleva grabado un racimo de uvas (uno de sus componentes) y el tapón es de madera. Sin duda Caudalie es una marca que cuida mucho su imagen.

Yo solo lo he usado en el cuerpo, pero según he leído sirve también para el rostro y el cabello.

Tiene un precio medio, no es excesivamente caro, tampoco es un producto barato (alrededor de 18 €, el bote de 50 ml), pero da mucho de sí. Llevo un mes usándolo casi a diario y aún me queda más de la mitad.

Lo podéis encontrar en farmacias.