VISITAMOS LA FÁBRICA DE CALDOS ANETO

Comprobamos «in situ» cómo se fabrican los caldos de esta marca y certificamos la calidad de los productos utilizados en el proceso

Cuando desde Aneto nos invitaron a conocer su fábrica no me lo pensé dos veces: me encantan los programas de televisión que muestran las fábricas de comida, y además es un tema que me interesa mucho, ya que suelo desconfiar de los productos que se anuncian con reclamos como: natural, biológico, artesano o cualquier otro tipo de adjetivo que me haga creer que ese producto es mejor que otro.

Así que por fin iba a poder visitar la fábrica de Aneto, unos caldos que, por el precio que tienen, tenían que tener muy justificada la calidad.

Lo primero que me sorprendió al llegar a la fábrica fue lo «pequeña» que me pareció. Creí que Aneto contaba con una fábrica enorme y me encontré con una fábrica de tamaño mediano en un pueblecito cerca de Sabadell.

Al entrar a las instalaciones sorprende que tanto la entrada como las oficinas te remontan a los años 80. Nada de robots, ordenadores de última generación o mobiliario moderno. Parecía que estábamos como en casa.

Al llegar nos habían preparado un cartel de bienvenida

Íbamos cinco blogs invitados: La cocina de Masito, La cocina del Sur, Ona Little Bee y Saltanto la dieta

Antes de ver cómo se hace el caldo, que era realmente lo que nos interesaba, nos explicaron cómo surgió la idea de los caldos Aneto. En un primer momento la fábrica era de jamones, pero al no vender la producción decidieron reinventarse y así crearon el primer caldo de Jamón. Posteriormente fueron añadiendo variedades hasta llegar a las 27 que tienen hoy en día.

Dos de las últimas variedades de caldos Aneto: de cocido madrileño y de escudella, que solo se venden en los lugares de dónde son típicos estos platos

Una vez conocidos los inicios de la fábrica nos disponemos a bajar al lugar dónde se hace el caldo. Me hubiera gustado grabar en directo el proceso, pero por cuestiones de seguridad e higiene no nos dejaron llevar los móviles.

Llegamos a la zona en la que cinco grandes ollas están haciendo el caldo: hoy toda caldo de pollo, la variedad que más se vende.

Lo que más me llama la atención es la calidad de los productos que utilizan. Podemos ver una olla preparada para el caldo con todas las verduras y cuartos de pollo (de corral) preparados para ser cocinados. Los ingredientes son muy frescos y eso lo comprobaremos posteriormente cuando pasemos a la zona de cortado de verduras.

Comprobamos la calidad de los ingredientes utilizados para los caldos. Foto cedida por Aneto

Cada día se cocinan caldos diferentes, después de someter a las ollas a un lavado de precisión, por lo que así se aseguran de que los caldos no tienen trazas. Esto es muy importante para las personas alérgicas, y en el caso de los niños somos muchas madres preocupadas por este tema. En la fábrica se cocinan caldos que pueden tener alimentos que provoquen alergia como el pescado, marisco o legumbres entre otros. Pero el cocinar solo un tipo de caldo cada vez y el lavado de las ollas posterior, garantiza que no se queda ninguna sustancia en el caldo que se cocinará posteriormente.

Tras ver como se cocinan los caldos (durante tres horas), pasamos a la zona dónde se cortan las verduras en la que encontramos a dos chicos cortando puerros a mano. No creo que todas las verduras se corten así, pero si que hasta lo que llevamos visto el proceso es muy artesanal.

Nos enseñan luego una parte de la fábrica dónde están los hornos en los que meten el pescado, del caldo de pescado, y la carne,del caldo de Navidad, para asarla antes cocerla y así darle un sabor característico.

Por último, pasamos a la zona dónde el caldo se envasa, mediante un proceso de uperización (igual al de la leche que compramos en el tetra brick), y que permite que el caldo se conserve por mucho tiempo de una manera óptima.

El caldo no lleva nada más: solo los ingredientes naturales que indican en el envase: ni colorantes, ni conservantes, ni polvitos: todo natural 100%.

Cocinar con caldo

Una vez visitada la fábrica nos dispusimos a comer, y que mejor que hacerlo con recetas elaboradas con caldos Aneto y con las verduras y carne que se ha cocinado en el proceso.

Uno de los platos, que nunca había probado y me encantó fue la escudella, un plato típico catalán hecho con caldo, pasta en forma de concha y una bolita de carne picada dentro. La verdad es que me sorprendió muchísimo lo rico que estaba, puesto que hasta ese momento había asociado los caldos de tetra brick con sabores insulsos y repletos de sustancias.

Escudella catalana hecha con caldo de esa variedad

Por último nos llevaron a los huertos (situados a unos pocos kilómetros) donde se cultivan algunas de las verduras con las que hacen los caldos y pudimos comprobar de nuevo cómo los ingredientes son frescos y naturales.

Los blogs invitados: La cocina de Masito, Ona little Bee, La cocina del sur, Saltando la dieta y Trucos de mamás en la cocina de empleados de Aneto

Yo era muy reacia a comprar este tipo de caldos y los hacía yo misma, pero viendo como se hacen tengo plena confianza en estar dando a mi familia caldo casero como el que pueda hacer yo.

¿Y el precio?

Seguro que muchos de vosotros, como me pasa a mi, también veréis como los caldos de Aneto tienen un precio muy superior a otro tipo de caldos que existen en el mercado, pero claro, después de ver la materia prima con los que lo hacen lo entiendo. Después de estar en la fábrica me es muy difícil comprar otro caldo y de hecho fuí el otro día al supermercado a comprar el de cocido y el de fideuá. Comparando precios es caro, pero realmente me puse a echar cuentas de los ingredientes que utilizo, el tiempo y el fuego y al final me sale más o menos igual.