Hoy 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de Conducta Alimenticios. Este año esta enfermedad, que afecta a 400 mil personas en España y en su mayoría son jóvenes, se ha visto incrementada por la situación excepcional que estamos viviendo. Es importante destacar que, según datos de la Fundación Fita y de la Asociación Española para el estudio de estos trastorno los TCA en un 60% de los casos puede convertirse en una recaída.

Es importante alertar de esta enfermedad, ya que este tipo de pacientes pueden presentar otras patologías psiquiátricas asociadas, como por ejemplo, depresión, ansiedad, trastornos de personalidad o abusos de drogas.

La anorexia nerviosa y la bulimia son bastante frecuentes en la adolescencia. .  “En los últimos meses se han agravado estas situaciones debido a todo lo que estamos viviendo desde el pasado mes de marzo. Por ello, el tratamiento y la prevención tienen que tener como objetivo, además del restablecimiento físico, el desarrollo de la autoestima, la gestión de emociones y la creación de una escala de valores lejos de los estereotipos”, explica el doctor Guillermo Pardo, psiquiatra especializado enTrastornos de Conducta Alimentaria de la Clínica López Ibor.

Indicios para detectar trastornos alimenticios

Podemos ver en nuestros hijos ciertos indicios que nos pueden hacer sospechar que tienen algún problema con la alimentación. Algunos de ellos pueden ser los siguientes:

  • Cambio de carácter. Nuestros hijos pueden estar más irritables e irascibles con sus progenitores, se esconden en sus habitaciones y no quieren conversar ni dar explicaciones a nadie.
  • Comienzan a obsesionarse con el ejercicio físico y las visitas al gimnasio son largas jornadas en las que la apariencia física se convierte en un objetivo, hecho que conlleva a tener un control exhaustivo de las comidas y de las calorías ingeridas.
  • Evitan las comidas familiares, comer delante de la gente, comen poco y mal y quitan la grasa a todos los alimentos.
  • Muestran agresividad continuamente y sobre todo si se habla de temas relacionados con la alimentación.
  • Tienen mucho en cuenta lo que comen los demás y siempre suelen intentar que toda la gente coma de forma más saludable.
  • Siempre están cansados y fatigados.
  • Se suelen aislar de sus amigos.
  • Pasan mucho tiempo en el baño sin motivo aparente.

300.000 jóvenes afectados en EspañaLos TCA afectan en España a un total de 400.000 personas, según datos de la Fundación Fita y de la Asociación española para el estudio de estos trastornos. De estos, 300.000 son jóvenes con edades comprendidas entre los 10 y los 25 años.A nivel mundial, se calcula que entre un 4 y un 6 % de las jóvenes entre 10 y 25 años sufre un TCA, y 9 de cada 10 afectadas por ellos son mujeres, a pesar de que el número de hombres también se está viendo incrementado.

La sordera en niños es algo a lo debemos prestar mucha atención ya que un diagnóstico tardío puede afectar al lenguaje y al desarrollo de habilidades sociales en los más pequeños. Pero,  ¿A qué se debe la sordera en los más pequeños? ¿Cómo detectarla?

Cuando tenemos nuestro primer hijo los padres estamos pendientes de cualquier indicio que nos resulte extraño a la hora de detectar cualquier enfermedad en los más pequeños. En el caso de la hipoacusia o sordera puede haber signos muy evidentes de que nuestro pequeño no oye bien, pero hay algunos casos en que estos son más difíciles de detectar.

La hipoacusia es la dificultad total o parcial para escuchar sonidos y la más de un sesenta por ciento de las sorderas infantiles tienen un origen genético o enfermedades que ha tenido la gestante durante el embarazo como es el caso de la rubeola o la toxoplasmosis.  

La detección temprana por parte de los padres es importantísima ya que puede afectar al desarrollo del habla, el lenguaje y a sociabilización de los más pequeños.  Pero ¿Cuáles con los síntomas que presentan los niños con hipoacusia y a los que debemos estar alerta?

¿Cómo detecto si un niño padece sordera?

Es cierto que los padres tenemos un sexto sentido y sabemos cuándo a nuestro hijo le pasa algo y en los bebés hay síntomas que son muy evidentes:

  • El niño no se inmuta ante los sonidos fuertes. Un bebé reacciona ante cualquier estímulo sonoro y un ruido fuerte hace que el niño se asuste y llore en busca de la protección materna. Si vemos que no muestra ningún tipo de reacción ante esto es hora de acudir a nuestro médico de familia para que detecte cualquier anomalía en el pequeño.
  • A partir de los seís meses los niños giran la cabeza hacia el punto en el que se produce el sonido, pero suele ser habitual que un bebé que padece hipoacusia no vuelve la cabeza. Tampoco la girará si se le llama por su nombre si no cuando tiene una referencia visual del progenitor o alguien que esté a su alrededor.

              Muchas veces esto se confunde con la falta de atención en el bebé, pero puede ser que el niño ignore a la persona porque no la oye.

            Cuando son más mayores la hipoacusia es más fácil de detectar ya que muchos niños presentan problemas al hablar y cuando hablan no lo hacen de forma clara. Otro de los factores claves para ver que pueden tener problemas de audición es cuando suben continuamente el volumen del televisor porque no son capaces de distinguir los sonidos de los receptores.

            Afortunadamente hoy en día se suele detectar la mayoría de los casos de hipoacusia infantil dentro del primer mes de vida y antes de los 6 meses se pueden iniciar tratamientos para evitar problemas posteriores en los niños.

Y sobre todo, ante cualquier mínima sospecha es mejor acudir a nuestro médico de referencia para que haga un diagnóstico inicial y derive al especialista correspondiente para que realice todas las pruebas auditivas necesarias.