Hoy os voy a contar mi experiencia con la Lactancia Materna.
En primer lugar deciros, que yo soy defensora de la lactancia materna mientras se pueda y la madre quiera. En mi caso, con mi primera hija , en el hospital recibí la visita de varias integrantes de la Liga de la Leche para informarme de los beneficios de la leche materna.
Los primeros días los recuerdo como un auténtico estrés. Parece ser que todo el mundo tiene asumido que el hecho de dar el pecho es una cosa facilísima y si no puedes a la primera parece que ya no vales o que eres una mala madre por no hacerlo bien . O por lo menos esa es la sensación que me dio a mí.
La niña se «enganchaba» bien al pecho pero se quedaba dormida así que la leche tardó casi una semana en subir. Cada vez que me ponía a dar el pecho era la expectación: toda la familia podía opinar sobre ello: que si no tienes leche, que si la coges mal, que tu leche no vale y la niña no la quiere… y cientos de tonterías por el estilo que no hacían más que estresarme aun más.
A medida que pasaban los días la situación se iba complicando ya que la niña iba perdiendo peso y todavía no había subido la leche. Ya creía que nunca iba a poder dar el pecho así que mi frustración como madre primeriza y los comentarios de amigos, vecinos, conocidos, familiares, como expertos en el tema de la lactancia materna me hacían hundirme cada vez más.
Mi hermana mayor 🙂 me ayudó bastante y me recomendó (y es lo mejor que podéis hacer) dar el pecho a solas. Es el momento de disfrutar de tu bebé y nadie tiene por qué convertir ese momento de felicidad en un suplicio.
A partir del quinto día me subió la leche y di el pecho durante 6 meses (cuando me incorporé al trabajo ya era imposible compaginar los horarios con la lactancia materna y fui dejándolo poco a poco).
Cuando tuve a la segunda tenía muy claro que no iba a pasar por el estado de ansiedad que viví con mi primera hija y decidí que no iba a estresarme. (A mí me habían criado sin lactancia materna y tampoco había sido tan traumático). Desde el primer día la niña se enganchó al pecho y tenía fuerza por lo que estuve dando el pecho hasta los 10 meses. Al igual que con el tercero, estuve dando el pecho hasta que me incorporé a trabajar.
Es verdad que cada caso es un mundo y, en el tema de la lactancia materna hay millones de opiniones. Mi experiencia me ha demostrado que:
Todas las mujeres podemos dar el pecho. El entorno muchas veces es un foco de presión para dejar de dar el pecho (en cuanto el bebé empieza a perder peso se crea el miedo a que le pueda pasar algo). Hay que dejar un tiempo de adaptación tanto a la madre como al bebé.
También se tiende a decir que si tienes poco pecho el bebé no va a estar alimentado y al contrario. En mi caso esto nunca ha sido un impedimento, incluso mis hijos en sus primeros meses no han necesitado ser ayudados por ningún complemento a pesar de que la gente diga que se quedan con hambre porque se llevan las manos a la boca (se ha demostrado que esto es un movimiento instintivo).
Además, ¿Sabíaís que?….
La leche materna no solo es diferente en cada mujer si no que también depende de:
- Tiempo de la madre
- Edad del bebé
- Grupo sanguíneo de la madre
- Si el bebé es niño o niña (si es niño tiene más calorías)
- Tiempo que se tarda en la lactancia
- A día de hoy no hay ninguna leche que tenga los mismos elementos que tiene la leche materna.
Seguramente cada una de vosotras haya tenido una experiencia diferente cuando ha llegado el momento de dar el pecho. Desde @Trucosdemamás os invitamos a que compartáis esta experiencia ya que seguramente sea de utilidad para todos nosotros.
El tema de la lactancia es un tanto conflictivo, sobre todo si eres primeriza, porque todo el mundo opina a tu alrededor, pero realmente muy pocas personas se preocupan en saber tu opinión. Cuando estaba embarazada una de las preguntas que más me repetía la gente era «¿vas a dar el pecho?» y a mi me cabreaba, porque lo primero que quería era que todo saliese bien, y luego ya me preocuparía en pensar si le daba el pecho o no. Tenía claro que si se lo podía dar se lo daría para protegerle, pero realmente me preocupaban más otras cosas.
Ya me había advertido mi hermana que no me estresase con el tema porque ella lo había pasado mal, y afortunadamente me recomendaron el libro del pediatra Carlos González «Un regalo para toda la vida», del que sobre todo aprendí que la mayoría de las mujeres pueden dar el pecho y que son muy pocos los casos en los que no se puede dar por diferentes razones. Sabía que a la hora de la verdad surgirían alrededor las típicas frases «tu leche no le alimenta», «dale el biberón que tiene hambre», «este niño no crece tu leche es agua» y mil y una más que hacen que muchas madres nos planteemos pasarnos al biberón por el supuesto bien de nuestros hijos.
Estuve 1 año dándole el pecho y se puso malo muchas veces, pero no me arrepiento para nada de la experiencia. Luego me di cuenta que el niño muchas veces quería pecho solo para estar a mi lado.
El caso de mi hija fue diferente. A los tres meses se negó en rotundo a tomar pecho, cada vez que la ponía no se enganchaba y lloraba. La «intenté obligar», pero nada no pude, así que le dí el biberón. Me gustaría haberle dado más el pecho, pero no me siento culpable de haber pasado al biberón más pronto, de hecho se ha puesto mala muchas menos veces que el niño.