DESARROLLA EL CEREBRO DE TUS HIJOS POR EL DR. ALVARO BILBAO

La base de un buen desarrollo cerebral en nuestros hijos estará formada por todas aquellas cosas que les enseñemos desde su nacimiento. Cosas tan básicas como el juego, el sentirse queridos o el simple hecho de conversar con los más pequeños ayudan a la calidad de la memoria, las estructuras de razonamiento o el ser positivo.  El neuropsicólogo y psicoterapeuta Alvaro Bilbao nos da las claves para ello. Además ahora podeís obtener un 50% de descuento para su curso «EL CEREBRO DE UN NIÑO», cómo desarrollar su potencial intelectual y emocional.

 

 

En una frase cómo explicaría a los padres el desarrollo del cerebro en un niño.

El niño tiene un cerebro que tiende de manera natural a un desarrollo pleno, nuestra labor como padres consiste principalmente en no interferir, permitiéndole investigar y aprender, conversar mucho con él, acerca del mundo, de nuestros pensamiento y los sentimientos.

¿A que edad se considera que el cerebro está desarrollado?

El cerebro se desarrolla durante toda la vida. Una persona mayor sigue desarrollando conexiones neuronales cuando, por ejemplo conoce a su primer nieto. La vida es un constante proceso de aprendizaje y, por eso, uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos es respetar en ellos el placer por descubrir y contagiarles nuestro deseo de aprender.

 Una de las cosas en las que hace hincapié es en el desarrollo del juego con los niños,labor que en la actualidad queda reducida casi a la nada. Los padres nos preocupamos más por que saquen buenas notas y sean competitivos que por que jueguen a cosas de niños. Si tuviésemos que elegir alguna de ellas ¿Cuál sería la principal a la hora de un buen desarrollo cognitivo en nuestros hijos?

El juego es la manera natural en la que el niño aprende y desarrolla su cerebro. Esto hace que los padres inteligentes se relacionen con sus hijos a través del juego para enseñarles cosas que quieren que aprendan. Cuando yo me he planteado esa pregunta, mi respuesta ha sido clara, creo que de todas las prioridades para un niño la que más le va a ayudar a largo plazo son dos. En primer lugar que se sienta muy querido. En segundo lugar contagiarle el deseo por aprender del mundo que les rodea. Nos pasamos el tiempo hablando sobre le mundo sobre la vida y leyendo cuentos. También les dejo que se aburran y desarrollen la imaginación. El resultado está siendo que no solo son niños, alegres y emocionalmente maduros sino que además les resulta fácil aprender y recordar, por lo que el mayor saca unas notas brillantes sin tener que esforzarse y los profesores de los pequeños nos dicen que son niños que disfrutan aprendiendo y recuerdan las cosas con facilidad. Creo que el cerebro es como una pirámide, hay que comenzar por una buena base.
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¿Con qué podemos estimular a nuestros hijos para que desarrollen ciertas “aptitudes” para el futuro?

Con la vida! Yo siempre me llevo a mis hijos a todos los sitios donde voy. Da lo mismo que tenga que hacer la compra, ayudar a un vecino o arreglar el coche. Me los llevo y les explico lo que puedo. Ellos se fijan y aprenden, de mi y de los demás. También es fundamental conversar con ellos. Sabemos que la forma en la que conversamos con nuestros hijos determina en gran parte la calidad de la memoria, las estructuras de razonamiento o la capacidad para pensar en positivo. Esto es más difícil de explicar, pero se pueden desarrollar estilos de conversación que favorecen que el niño desarrolle su inteligencia emocional e intelectual. En el curso y en el libro intento explicar cómo todos los padres pueden tener conversaciones cotidianas que enriquezcan el cerebro de sus hijos.

Qué factores “negativos” estamos ofreciendo los padres de hoy a nuestros hijos en su desarrollo cerebral?

Siempre digo que en un momento en el que podríamos educar mejor que nunca, muchos padres caen en uno de estos tres puntos negros de la educación p/madre-hijo. 1. Estrés. Sabemos que el estrés es el trastorno de salud más frecuente entre nuestros hijos y que sus consecuencias a corto y largo plazo son nefastas tanto a nivel cerebral como a nivel de salud en general. 2. Sobreprotección. Vivimos en una sociedad que protege mucho a sus hijos. Les hacemos, en muchos casos incapaces de tomar decisiones por ellos mismos y, en definitiva más inseguros. 3. Sobre-estimulación. El mundo de la tecnología ha traido hábitos muy negativos para el desarrollo cerebral sano. Sabemos que entre el 55 y el 70% de los niños españoles cenan delante de una tele o un tablet. 4. El otro punto negro es la falta de límites; de algún modo muchos padres han creído que querer mucho a sus hijos significa no ponerles límites cuando en realidad los dos son igualmente necesarios.

 ¿Qué factores externos influyen en el desarrollo cerebral de un niño?

Muchos! El cerebro está programado para desarrollarse, pero necesita de estímulos para crecer. A nivel emocional, lo más importante es que el niño crezca en un entorno seguro y que reciba mucho amor de sus padres. A nivel intelectual el amor debe ser el punto de partida, y a partir de ahí, posíblemente el factor más importante sea la calidad de conversaciones padre/madre e hijo. Después de eso conocemos que el tiempo de lectura, la inteligencia de los compañeros de curso, la alimentación o las horas de sueño son fundamentales.

 

 Una de las cosas más bonitas que le hemos oído decir es la siguiente: “Cada cosa que le enseñes a tu hijo va a quedar grabada en forma de conexión que, posiblemente, lo acompañará a lo largo de toda su vida”… Muchos padres leemos esta frase y pensamos ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Qué podría mejorar en mí para crear un buen desarrollo intelectual en mi hijo?

Seguro que los padres que leen esta entrevista lo están haciendo bien. Yo siempre hago hincapie en el equilibrio entre amor y normas, entre estimulación y tiempo libre, entre el mundo intelectual y el emocional. Creo que todos los padres nos podemos evaluar y detectar nuestros puntos débiles con preguntas sencillas ¿Paso suficiente tiempo con mis hijos? ¿Soy demasiado permisivo? ¿Les exijo demasiado? ¿Les grito? ¿Me ven como una persona relajada? Cualquier punto de mejora como persona es un punto de mejora como educador. Los niños se merecen padres que les eduquen con confianza, calma y sin exigirse hacer todo bien. La imperfección como padres es esencial para tener hijos felices.

En nuestra sociedad tendemos desde pequeños a diferenciar a los niños por listos o tontos. Esta etiqueta es algo que acompaña a muchos durante toda su vida. Desde su punto de vista ¿Qué repercusión tiene esto de cara al desarrollo intelectual de un niño?

No hay nada peor que una etiqueta para el desarrollo de un niño. El niño se encasilla en un patrón y se comporta en función de esa expectativa. En concreto los niños considerados listos, evitan retos y buscan actividades que les hagan parecer listos. Los niños calificados como tontos crecen con poca autoestima y actúan con ansiedad ante los retos por lo que se acaba de confirmar su expectativa. Lo mejor es conseguir que el niño disfrute haciendo y aprendiendo.

 

 También da alternativas para los castigos ¿Cuales son y que efectos positivos tienen en los niños?

Mis favoritos son aquellos que previenen los malos comportamientos, principalmente los límites y las normas. Cuando estos fallan podemos aplicar consecuencias naturales o la reparación que consiste en que el niño arregle lo que hizo mal. La ventaja de estos métodos frente a los castigos es que permite que el niño aprenda antes y evita los disgustos que conllevan los enfados, gritos y castigos. En conjunto son más efectivos y ahorran mucha frustración, tiempo y energía a los padres.

Para un buen desarrollo cerebral la educación que demos los padres es fundamental.  Si uno de los dos progenitores es muy estricto y el otro bastante más permisivo ¿Qué camino para el desarrollo cerebral del niño sería el más adecuado?

Es muy importante que los padres vayan llegando a un acuerdo respecto a su estilo de educar. Realmente es difícil estar en sintonía en el primer o segundo año de paternidad, pero poco a poco los padres deben ir convergiendo. Respecto a si es mejor pasarse de estricto o pasarse de permisivo, diría que en este caso elpermisivo debería aprender del estricto y el estricto del permisivo. Es tan arriesgado dejar a un niño crecer sin límites como hacer que se desarolle con un corsé. Imagino que la clave es ser estricto en lo importante y menos estricto en lo menos importante. En mi casa los sofás está pintarrajeados por los niños cuando tenían dos años de edad; en este caso hemos sido relativamente permisivos. Sin embargo, somos más estrictos respecto a la cantidad de fruta y verdura que comemos.

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Alvaro Bilbao

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