FALSOS MITOS EN REDES: LECHE INFANTIL Y ACEITE DE PALMA

El pasado #Blogtrippulevainfantil celebrado en Granada el pasado fin de semana dio lugar decenas de temas que fueron tratados por doctores y nutricionistas de toda España. Uno de los temas que ha tenido una gran difusión en los medios sociales en los últimos meses ha sido la alarma que se ha creado en torno al consumo de leche infantil y el aceite de palma. Pero ¿hasta que punto tenemos que tomar como verdad absoluta todo lo que aparezca en las redes? ¿cómo podemos dar fe de que una noticia es cierta? ¿está controlada la alimentación infantil hasta el punto de no permitir el uso de ciertos productos no recomendados para nuestros bebés?

 

 

Rosaura Leis, coordinadora de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico de Santiago (CHUS) y directora de Buena Vida del diario El País abordaron el tema de los falsos mitos en las redes sociales.

Los escándalos venden. Es cierto que se viraliza muy rapidamente todo aquello que aparece en las redes sociales y que está relacionado con la salud y alimentación, especialmente aquello relacionado con la alimentación infantil.

La industria alimentaria y todo lo que conlleva con el tema de alud está altamente regulada y los estudios que se realizan continuamente por parte de los laboratorios sirven para que todos esos filtros sean revisados.

Sobre el tema de la alimentación infantil ha habido una gran cantidad de falsos mitos en la red pero en este último año han sido dos los que se han convertido en virales: LA LECHE y el ACEITE DE PALMA.

 

 

Dra Rosaura Lleis

 

 

LA LECHE

 

  1. No existen datos científicos suficientes que relacionen directamente el consumo de leche y la aparición de mucosidad o asma.

Eliminar los lácteos de nuestra alimentación es correr el riesgo de pérdida de nutrientes a todas las edades. Los productos lácteos son importantísimos en la pirámide nutricional y por eso están en su base. Hay que consumirlos a diario y en cantidad suficiente.

El consumo de lácteos ha disminuido un 21% en los últimos diez años y debemos ver que importante es su consumo ya que contiene proteínas, calcio y vitaminas esenciales en nuestra alimentación.

 

2. La percepción que tenemos los individuos no es un buen diagnóstico. 

 

El diagnóstico para definir si una persona es alérgica o intolerante tiene que hacerse por parte de los profesionales y si eliminamos un alimento de nuestra dieta por nuestra cuenta porque pensamos que nos hace daño, hay que hacer la consulta con un profesional ya que el dejar de consumir un determinado alimento puede conducir a tener más alergía.

3. Hay que diferenciar entre lo que puede suponer una mala absorción para la lactosa y distinguirlo de lo que es una alergia o intolerancia.

 

La alergia puede poner en peligro nuestras vidas, en la intolerancia nuestro mecanismo no crea ningún mecanismo de defensa para combatir el elemento alergeno como aerotransportados, alimentarios,  medicamentos, picaduras de insectos y otras sustancias. En la mala absorción a la lactosa juega un papel importante la evolución humana y así por ejemplo, en las zonas del sur la lactosa se digiere mucho peor que en el hemisferio norte (zona de tradición ganadera).

La lactosa es un azúcar que actúa como PREBIÓTICO y si se puede tomar pequeñas cantidades de ella debemos hacerlo ya que ayuda a que nuestra microbiota intestinal (conjunto de microorganismos que residen en un entorno ya dado. Los seres humanos tenemos grupos de bacterias en diferentes partes de nuestro cuerpo: en la superficie y en las capas más profundas de la piel (microbiota cutánea), en la boca (microbiota oral), en la vagina (microbiota vaginal), entre otras) se regenere.

La mayoría de los individuos con intolerancia a la lactora suelen tolerar correctamente una ingesta de hasta 12 gramos de lactosa en una única dosis.

 

4. Podemos sustituir la leche por derivados lácteos que nos aportan nutrientes.

La gente que absorbe mas la lactosa puede utilizar varios métodos para hacerlo de una forma que el organismo no lo note:

  1. Hay que ver la cantidad de lactosa que se toma en una sola dosis. Si por ejemplo ingerimos un batido con un porcentaje alto en lactosa, nuestro cuerpo reaccionará de una forma adversa que si tomamos la misma dosis en diferentes tramos del día.
  2. Farmacología. Podemos utilizar medicamentos para suavizar la ingesta de lactosa que hacemos diariamente.
  3. En comidas copiosas toleramos mejor la ingesta de lactosa.
  4. En el tema de la microbiota intestinal la sintomatología de la persona es muy subjetiva.  Ante la misma  enfermedad las personas desarrollamos diferentes formas de afrontarla y lo que a uno le puede suponer un pequeño dolor de barriga para otro es una visita al médico de urgencias.

Nosotros podemos sustituir la leche por otros alimentos pero es muy difícil llegar a conseguir las cantidades que consumimos con el calcio que tomamos en la leche, por ello es tan importante su consumo como el de los derivados de la misma.

 

 

 

 

 

5.  Sustituir la leche por una bebida vegetal. 

Aunque su consumo haya crecido enormemente en los últimos años, las bebidas vegetales NUNCA deben sustituir a la leche de vaca, ya que su composición es diferente y nunca podemos hacer la equivalencia entre los dos tipos.

 

 

 

 

EL ACEITE DE PALMA

 

La alarma social y la viralización en los medios de comunicación sobre el  sobre el peligro en el consumo del Aceite de Palma se crea por un comunicado que hace la AEP  (Asociación Española de Pediatría)   que indica que en su elaboración el peligro reside en el proceso de refinado por ello hay que aclarar los siguientes puntos:

  1. La principal grasa del aceite de palma (palmítico) forma parte de la leche materna. Es un ácido graso y la leche de crecimiento y de fórmula contiene ese aceite por ello es necesario para el desarrollo del niño.

2. La alerta hace referencia a determinados contaminantes que se producen durante el proceso de refinado del aceite de palma. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ya ha revisado los límites máximos permitidos.

3. A partir de los 2 años el niño no debe consumir más de un 10% del valor calórico total y en una dieta variada, ya sea de grasa animal o vegetal.

4. El aceite de palma aporta ácido palmítico, uno de los ácidos grasos más abundantes en la leche materna.

5. La legislación española actual no limita el uso de aceite de palma en fórmulas infantiles.

6. El aceite de palma lleva 150 años consumiendose en España.

 

                                           El hecho es que en Nutrición y Salud no hay nada que sentencie, y antes de hacer una afirmación debemos ver que sostenibilidad tiene antes de creer a pies juntillas todo lo que se publica en redes sociales ya que esto supone un peligro para todos.