El post invitado de hoy  interesa a todas las parejas ya que con el nacimiento del primer hijos se producen una serie de cambios que en algunos casos terminan con la ruptura de la misma. Para afrontar este cambio radical en nuestras vidas la psicóloga clínica Patricia Maguet nos enseña los cambios más importantes que se producirán en nuestras vidas.

 

 

¿Has oído hablar de la crisis de pareja con el primer hijo? El nacimiento del primogénito es un acontecimiento que evoca una gran alegría y plenitud. Pero también es cierto que despierta una gran cantidad de emociones, intensas todas y no siempre fáciles de gestionar. Y un sinfín de nuevas cosas a negociar. El paso de ser una pareja a ser pareja y padres a la vez no siempre es fácil. Por eso en este artículo te traigo los 7 cambios que puedes esperar y soluciones prácticas para poder afrontarlos.

 

 

Crisis de pareja con el primer hijo: los 7 cambios que puedes esperar

 

  1. El cambio en tu vida y en tu relación de pareja es inevitable

Si alguien te cuenta que tener un hijo no tiene ningún impacto sobre la relación de pareja, no está siendo sincero. De repente este bebé y todas sus necesidades de afecto, de alimentación, de higiene, de sueño… se convierten en el centro de vuestras vidas. Y ya nada volverá a ser igual.

Pero es que además tu papel en tu vida también puede cambiar en muchos aspectos. Y tus objetivos vitales. De trabajar a no trabajar o a trabajar menos. De estar muchas horas fuera de casa a estar muchas horas en casa. De poder decidir lo que haces en cada momento a depender de tu bebé para moverte. De poder buscar compañía cuando la necesitas a encontrarte sola en muchos momentos… De soñar con ir a vivir a la otra punta del mundo a no querer coger un avión. De aspirar a hacer crecer tu empresa a valorar el tiempo libre para estar en familia como oro en paño.

Solución: Reconoce que la maternidad no es como en los cuentos de hadas. Permítete sentirte frustrada, sobrepasada, triste, rabiosa y todo lo que haga falta. No te avergüences de tus sentimientos encontrados, de tus contradicciones ni de tus ambivalencias. La cara oscura de la luna existe y no va a desaparecer porque no te guste. Y tú papá, alíate con esta montaña rusa. No intentes razonar porque por ahí no vas a convertirte en el apoyo que ella necesita. Escucha, acepta y reparte abrazos cálidos tan a menudo como hagan falta.

 

  1. Tu pareja a momentos te resultará insoportable

El nacimiento del bebé desencadena una serie de sensaciones y emociones que quizás no esperabas. Las investigaciones que se han realizado nos dicen que el 67% de las parejas, se muestra más infeliz con su relación durante los 3 primeros años de la vida de su hijo o hija. Solo el 33% estaban claramente contentos y de ahí que hablemos de crisis de pareja con el primer hijo.

Durante el primer año de vida de vuestro hijo, la intensidad y la frecuencia de vuestros conflictos va a aumentar. Serán muchos los momentos en los que os miraréis el uno al otro y veréis a un extraño. Y en cierta forma, os tendréis que volver a “conocer”. Y en ese proceso habrá días en los que no os “gustaréis”. Pero ¿cómo me puede gustar una persona que come mientras da pecho y deja que las migas caigan sobre el bebé? O ¿cómo puede enamorarme de un hombre capaz de seguir durmiendo mientras nuestro hijo llora desconsolado?

En estas situaciones las mujeres son más capaces de entenderse entre ellas. Este hecho junto con la creencia de que las mujeres saben mejor que los hombres cómo manejar a los bebés, hacen que muchos hombres se sientan desplazados. O que tengan muchas dificultades para encontrar su lugar.

Solución: La conexión emocional entre vosotros es fundamental para que la familia funcione. Si ves que a tu pareja le está resultando difícil encontrar su lugar entre tu bebé y tú, hazle sitio. Déjale al bebé para que lo calme, anímale a que lo bañe y déjales a solas para que intimen. Aparca las críticas y anímale a participar y sobre todo transmítele tu confianza.

 

 

 

 

 

 

  1. El trabajo se multiplica por 100

Si llevabais ya tiempo conviviendo, ya sabéis cómo gestionar juntos una casa. Os habéis enfrentado a las mil tareas domésticas y todas las gestiones que las acompañan. A vuestro ritmo y según vuestra disponibilidad.

Pero ahora es como si tuvierais un nuevo “jefe” mucho más exigente. Un bebé que ensucia la ropa a un ritmo frenético. Que cuando tiene hambre o frío o lo que sea, debe ser atendido de inmediato. Que come muy a menudo. Que echa cabezaditas cortas que nos dejan tiempo suficiente ni para ir al baño en condiciones… Y muchas cosas más.

Y es posible que tengáis una perspectiva muy diferente de todo lo que hay que hacer, del quién, del cuándo y del cómo. Es muy probable que todo lo que hay que hacer en casa pase a ser motivo de fricción cuando nunca antes lo había sido.

Solución: Si tenéis posibilidad de tener ayuda extra, pedidla y aceptadla. Quizás tenéis a vuestra familia cerca con ganas de echar un cable o quizás ha llegado el momento de buscar un apoyo en la limpieza o en otras tareas de casa. Uno de los factores que explica la crisis de pareja con el primer hijo es que los dos estaréis trabajando muchísimo y probablemente ninguno de los dos os sentís reconocidos. Acordaos de animaros y agradeceros el esfuerzo el uno al otro.

 

 

  1. Los abuelos y el resto de la familia

Mientras habéis sido novios o habéis estado conviviendo sin hijos, las relaciones con vuestras familias pueden haber sido fáciles de gestionar. Pero a partir de que aparece un nuevo miembro en la familia, los abuelos, tíos, primos etc. pueden aparecer pidiendo mayor protagonismo.

Si los dos estáis de acuerdo en el espacio que deben tener, genial. Pero si no lo estáis, este aspecto puede ser una fuente muy importante de conflicto. Quizás tú te sientes feliz de tener a tu madre cerca y en casa todo el día pero tu pareja se siente invadido por su presencia. O al revés, sientes que la familia de tu pareja está demasiado presente y en cambio a la tuya se la rechaza.

Solución: El paso más complicado es que vosotros dos os pongáis de acuerdo en el papel y el espacio que queréis que tengan vuestras respectivas familias. Una vez logrado este acuerdo, va a ser más fácil que se respete si cada uno se ocupa de explicar las “normas” y de poner los límites, tan a menudo como haga falta, con su propia familia. Si no lo lográis, la crisis de pareja con el primer hijo puede durar y mucho.

 

  1. El sexo, ¿qué era el sexo?

Para la mayor parte de parejas, la llegada de un bebé supone un cambio en el ritmo y la frecuencia del sexo, al menos durante los primeros meses. Y la explicación no solo tiene que ver con el cansancio, la falta de tiempo o la falta de energía. Después de dar a luz son muchas mujeres que notan una reducción de la libido. Según cómo haya ido el parto, el miedo al dolor puede aparecer. Que tu pareja se haya convertido en una madre o un padre, a veces supone también que pierda parte de su atractivo sexual. O quizás tu misma tampoco te ves tan atractiva como antes.

Pero estos cambios son temporales. Poco a poco podrás dejar de mirar a tu bebé a todas horas para volver a prestarte atención a ti misma y a tus necesidades y recuperarás el deseo.

Solución: Acepta que en las mujeres esta caída en el deseo sexual es muy frecuente durante los primeros meses. No tienes un problema sin solución ni vuestra relación no está al borde del abismo. Simplemente estáis atravesando un período en el que el sexo no es la prioridad. Pero no hay mal que cien años dure…

 

  1. Tiempo para vosotros

Cuando atiendo parejas en terapia de pareja en Barcelona, muchas veces les pregunto cómo lo pasan bien juntos. Y si tienen hijos me empiezan a hablar del tiempo que pasan en familia. Pero una cosa es el tiempo en familia y otra cosa es la vida en pareja. Sin olvidar el espacio personal que podáis necesitar o del que dispusierais para hacer deporte, salir separados o para vuestras aficiones e intereses.

Para mantener la conexión emocional de la que os hablaba más arriba, necesitáis que exista un espacio para vosotros dos como pareja.

Solución: Debéis reservaros ese espacio para hacer algo juntos, solo para vosotros. Aprovechad que siempre hay alguien cerca con ganas de hacer de canguro aunque sea por una o dos horas y salid. Eso sí, tendréis que pactar que este rato a solas incluya una conversación que ¡no tenga nada que ver con el bebé! Y pensad también en tener ratos separados de la familia. Al inicio puede ser más estresante la organización pero con el tiempo os va a ser más sencillo recuperar algunos de vuestros espacios.

 

 

 

 

  1. Vuestros estilos a la hora de ejercer como madre / padre

 

Es probable que hayáis tenido miles de conversaciones sobre cómo vais a educar al bebé una vez salga de la panza. Seguramente estáis de acuerdo en buena parte de la filosofía en cuanto a cómo hacerlo. Pero del dicho al hecho hay un trecho y si algo tienen en común los padres recientes, es la cantidad de cosas que hace que se habían prometido y reprometido que no harían nunca.

  • ¿Qué hacéis cuando llora?: ¿lo cogéis enseguida?, ¿o lo dejáis llorar un poco?
  • Y a la hora de acostarlo ¿le dejáis que se duerma en brazos? ¿duerme con vosotros? ¿le enseñáis a dormir solo?
  • ¿Cómo os organizáis? ¿Sois estrictos con los horarios? ¿O vais a vuestro ritmo y dejáis que el niño se adapte?

Mil frentes abiertos que seguramente no habíais ni imaginado y que pueden generar intensos y acalorados debates. Otra fuente de la que se alimenta la crisis de pareja con el primer hijo.

 

 

 

 

Solución: Daros margen para equivocaros. Ninguna de las decisiones que toméis hoy va a marcar a vuestro hijo para siempre. Podéis probar una forma de actuar y ver si os sentís cómodos con ella o no. Y si es que no, podéis probar una forma distinta. No nacemos enseñados, así que daros el tiempo de ir descubriendo vuestro estilo como padres y de ver cómo complementar vuestras diferencias.

 

Y hasta aquí este artículo sobre la crisis de pareja con el primer hijo. Es muy probable que te hayas sentido identificada o identificado con varios de los puntos que he tratado. Darte cuenta de lo que está sucediendo es un buen punto de partida para poder manejar con éxitos estos momentos difíciles. De todas formas, si ves que en algún momento os atascáis y necesitáis ayuda profesional, no dudes en contactarme. Puedes escribirme haciendo clic aquí.

 

Todo el año planeando unas semanas idílicas con tu familia y amigos que al final termina siendo un desastre. ¿Os habéis visto alguna vez en alguna situación parecida?. ¿Cómo superar los momentos de crispamiento familiar en los que sale lo peor de cada uno de nosotros? 

 

 

Seguro más de uno de vosotros ha deseado en estas vacaciones volver a la seguridad que nos proporciona la rutina diaria que se ve completamente alterada en época de vacaciones. Tanto tiempo preparando el viaje o las vacaciones de nuestros sueños y al final de ellas estamos deseando volver porque los niños, amigos y familia han crispado nuestros nervios.

Al final de las mismas acabamos por decir «Una y no más». Pero parece que no aprendemos y seguimos cayendo en el mismo error verano tras verano.

 

VACACIONES RURALES CON AMIGOS Y CON NIÑOS

¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir una experiencia maravillosa junto con los amigos de la infancia y sus pequeños retoños en una casa rural durante un fin de semana?

Una amiga me contaba su experiencia veraniega con este tipo de pack y al final como dice ella «acabé haciendo de niñera de los hijos de una amiga que se dedicó a tomar el sol en la piscina de la casa rural y a disfrutar de la lectura de un buen libro».  La chica tiene dos niños pequeños y a mi amiga le dan pánico las piscinas así que, además de vigilar a sus 3 hijos, le tocó el papel de nanny de los otros dos.

Aparte de esta familia, había una pareja de amigos (estos sin hijos) que decidieron tomarse el término «vacaciones» muy en serio y dejaron a los demás las labores del hogar para el resto. Esto crispó la paciencia del grupo haciendo que la pareja tuviese que abandonar la casa antes de tiempo por los reproches generalizados del resto.

¿De verdad merece la pena???

 

 

VACACIONES FAMILIARES. EL CAOS REINA EN LA CASA

Esto os lo puedo contar de primera mano porque es lo que este verano hemos vivido en una parte de nuestras vacaciones. Cómo todos los años, decidimos disfrutar de unos días en el pueblo con los niños para que estuviesen todos juntos y vivir unos días inmersos en la paz rural.

Nada más lejos de la realidad. Desde el primer día se vivieron momentos de tensión tanto por parte de los niños como de los adultos generando un estrés y ansiedad que acabó con algún que otro miembro de la família en el médico. Los niños reclamaban la atención continua por parte de los adultos y, ¿que mejor forma de hacerlo que pegándose entre ellos y acusando a diestro y siniestro sobre las fechorías que unos y otros iban cometiendo?

El error nuestro fue en parte intentar posicionarnos a favor de nuestros hijos en vez de hacer piña como adultos. Al final la historia ha acabado con reproches y enfados por todos los miembros de la familia.

Conclusión: Los adultos debemos llevar las riendas siempre y ser objetivos con el trato que damos hacia todos los niños de la casa ya que por un lado, los que se ven beneficiados de esta situación aumentarán su poder de manipulación sobre el adulto mientras que el resto se verá perjudicado por las diferencias que, inconscientemente hemos creado hacia ellos.

 

 

 

 

 

VACACIONES  ABUELOS VS PADRES

 

Es cierto que los abuelos son el pilar indiscutible que sustenta el crecimiento de nuestra sociedad ya que sin ellos muchas parejas ni se plantearían la posibilidad de ser padres pero optar por unas vacaciones mezclando abuelos y progenitores puede ser un cocktail molotov difícil de digerir.

Aquí la peor parte se la suelen llevar los padres ya que durante todas las vacaciones sufren el riesgo de ser reprochados por todas las actitudes que hagan hacia sus hijos. Que si los mimáis demasiado y le dais todos los caprichos, que no le castiguéis de esta forma, la educación que les estáis dando, vaya comidas que haces….y un sinfín de cosas que harán a los padres desear que terminen cuanto antes esas vacaciones.

 

Entonces, por qué nos complicamos la vida de esta forma sabiendo que la historia va a acabar mal. El ser humano es asi: es el único animal que tropieza siempre con la misma piedra…

 

 

 

 

 

 

 

     Cuando eres padre empiezas a mirar por la economía familiar muy mucho. Los gastos se multiplican y es cuando agudizamos nuestro ingenio y nos sale la vena «manitas» en casa. Nuestro post invitado resultará muy útil a todos en este aspecto y de la mano de  Puntogar   aprenderemos a colocar de una forma práctica y fácil los estores de nuestro hogar.                         

                            ¡AY, TERESA: QUE APAÑÁ ERES! ¡QUÉ ESTORES MÁS BONITOS!

 

 

 

 

Mi hermana Tere y la llegada de estores a casa.

 

Mi hermana Teresa y yo vivimos juntas desde hace años. Yo tengo dos hijos gemelos de seis años y cuando me divorcié, se vino a vivir con nosotros tres. La verdad es que es una gran ayuda para mí; y como ha salido a mi padre, (que en gloria esté) es lo más “apañá” del mundo en el tema chapucillas domésticas.

 

Hoy os quiero contar como se las ingenió para instalar ella misma en casa varios tipos de estores, y lo que es más alucinante todavía: que yo llegara a medir y a instalar solita los demás.

 

Qué pena que toda la iniciativa y diligencia que tiene las gaste en estas cosas de decoración, porque para las demás tareas de un ama de casa… como que no.

 

Ahora estamos cambiando poco a poco la decoración de la casa y, sin ir más lejos, esta mañana llamaron al timbre y al abrir la puerta me encuentro con un señor de una empresa de transportes con una caja alargada.

 

– Buenas. ¿Teresa Ramírez?

 

– ¡Si, voy! (gritó mi hermana al fondo. Se acercó al señor mientras yo mantenía la

puerta abierta).

 

– Dígame.

 

– Un paquetito, señora. Me tiene que firmar aquí.

 

– Ah, sí. Claro. (Ella firma y yo mirándola. El señor se despide)

 

– Muchas. Gracias. Que les vaya bien.

 

– Gracias. Hasta la próxima.

 

Cierro la puerta y mientras ella se va para la habitación de los niños con el paquete, le pregunto:

 

– ¿Eso que es?

 

– ¿Lo que hay en el paquete? Una caja.

 

– Vale. Voy a intentarlo otra vez, Tere: ¿Qué contiene la caja si puede saberse?

 

– Tres estores. Uno para los niños que está personalizado, otro para la  habitación de

invitados y un tercero para mí, que estoy harta de  cortinas y necesito espacio y

controlar mejor la luz en mi habitación.

 

– ¿Por qué no me lo dijiste?

 

– Ya lo estoy haciendo ¿no? ¿No decías que la cortina de mi cuarto era horrible y que

se puso allí solo porque la compró tu ex?

 

– Bueno, vale. Pero ¿Tú vas a saber poner eso?

 

Tere deja de desempaquetar y me mira fijamente.

 

– Esto lo saben poner hasta tus hijos. Voy a instalárselo antes de que los traigas del

cole para que se lleven la sorpresa.

 

– ¡Exagerada!…procura no dejar mucho polvo.

 

– Tranquila, este se pone sin taladrar.

 

– ¿Sin taladrar? Bueno. Voy a comprar unas cosas al súper y luego voy a por los niños (dije yo, sin haber prestado demasiada atención a sus palabras).

 

 

 

El impacto de una grata impresión

 

 

 

…Y allí la dejé. Cuando regresé, mientras ponía la compra en la cocina, los niños que habían entrado antes (como cohetes para variar), empezaron a gritar a la vez como buenos gemelos que son:

 

– ¡Mamá, mamá!, ¡Mira! ¡Corre! (lo de “corre” procuran decirlo cuando más ganas tienes de sentarte un poco) ¡Ven, mira! ¡Son los Minions!

 

Tuve que acercarme y al entrar en la habitación me impacta ver, en lugar de la cortina de siempre, una pantalla tan grande como la ventana o más, llena de colorido y alegría con tres Minions en primer plano (como siempre en plan vertiginoso) que son los tres favoritos de mis hijos y creo que los de todos los críos: Stuart, Kevin y Bob.

 

Sinceramente, pienso que igual que Minions en el caso de mis hijos podrían haber sido otros personajes favoritos en otras casas. Sonreí al pensar cuánto me habría gustado de pequeña tener una Heidi bien grande en mi ventana.

 

 

 

 

 

 

 

Desde luego la habitación daba la sensación de tener más espacio que antes con las cortinas. Detrás de mí oí la voz de Tere que me pilló aún la boca abierta (parte exagerándola a propósito por compartir la alegría de mis chicos) y parte de auténtico asombro:

 

– Mejor esto que las cortinas que tenían, ¿no?

 

– Pero..¿cómo has podido ponerlo tan pronto?

 

– Ya te dije que para este no se necesitaba taladrar. He tardado más en quitar las

cortinas que en instalar el estor. Pero ven a ver el mío.

 

– ¡Qué barbaridad! ¿En menos de media hora has montado tú sola los dos?

 

Tere se volvió hacia mí, levantó las dos manos y sonriendo giró rápidas las muñecas.

 

 

– Con estas manitas. Y el del dormitorio de invitados no lo he puesto porque ya había que almorzar. Que, por cierto, he visto el donut gigante de trucosdemamas.com en el frigorífico. te ha quedado genial.

 

– Claro, (le dije) ¿no sabes ya que lo mío es la cocina y lo tuyo el bricolaje?

 

– Con estas manitas. Y el del dormitorio de invitados no lo he puesto porque ya había que almorzar. Pero no es para tanto, mujer.

 

Lo que pasa es que estamos demasiado acostumbradas a que estas cosas las hagan los hombres y nos parecen un mundo. Ten por seguro que tú lo habrías hecho igual que yo.

 

Entramos en su habitación y enmudecí. En una silla de la habitación estaban dobladas las oscuras cortinas que compró mi ex y, cubriendo el área de luz de su puerta corredera, que da a una miniterraza, había un precioso estor de enormes lunares morados y rosáceos.

Ella, desde un lateral, lo manipulaba alterando la luz ambiente de la habitación para que yo viera el efecto de esos cambios.

 

 

 

 

 

– ¡Yo quiero uno, Teresa! Por favor, tienes que pedírmelo a esa tienda online e instalármelo cuando regreséis tu novio y tú de las vacaciones.¡Y otro para la cocina personalizado con el bodegón de granadas que pintó mamá!

 

– Que vá! No hace falta que esperes tanto tiempo. Primero miras en el muestrario de la tienda online cual te gusta más. Tomamos juntas las medidas del tuyo esta tarde, me ayudas a instalar el de la habitación de invitados y ya verás que fácil los instalas tú sola.

 

 

 

Los metros flexibles, boli, papel y la escalera por armamento… y ¡al ataque!

 

 

Dicho y hecho. Por la tarde, tras una pequeña siesta, ya estábamos las dos con el metro en la mano en mi dormitorio.

 

La verdad es que me gustaron tanto los cambios que habían producido los estores en las dos habitaciones y veía a mis pequeños tan contentos con la presencia de los Minions en su habitación, que decidí aprender.

 

Tal vez Tere no sea una experta planchando ropa, pero como docente es estupenda. No sé cómo lo hace, pero mientras te lo explica te transmite seguridad.

 

Ella dice que todo fue sencillamente dar el paso una primera vez y atreverse a hacerlo por sí misma. Y desde entonces procura no depender de profesionales o de amigos.

 

– Bueno, ¿por donde empezamos? (dije yo).

 

Se colocó sus gafas y me dice:

 

– Es muy fácil (dijo abriendo de par en par las cortinas) Como los estores siempre van cubriendo una ventana, tomaríamos a ésta como referencia para medir y daríamos un margen de 10 centímetros desde el marco superior hacia arriba.

 

Luego desde ese tope mediríamos hasta abajo, también sumando 10 centímetros más por abajo. Y en los laterales igual, que es lo que hice en la habitación de los niños.

 

 

Pero como aquí en la tuya tenemos la caja de la persiana sobresaliendo, tendremos que poner el estor al techo.

 

Vamos por pasos… (se subió con el metro en la escalera):

 

 

 

-Paso 1: Para el alto, medimos poniendo el extremo del metro tocando el techo y desenrollamos hacia abajo hasta llegar a la altura que deseamos.

 

Como tú tienes la calefacción debajo de la ventana, con añadir diez centímetros más al marco inferior de la ventana será suficiente.

 

 

 

(Bajó de la escalera)

 

-Paso 2: Tomamos otro margen diez centímetros antes del marco izquierdo hasta pasados otros diez del derecho. O sea: el ancho de la ventana más 20 cms.

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Un problema inesperado!

 

 

 

Ya tenemos las medidas del estor de tu dormitorio. Vamos a tomar las de la habitación de invitados…

 

– Pues vaya… (pensé) tampoco parece tan complicado…

 

La habitación de invitados tenía un problema a la hora de instalar el estor: La ventana estaba demasiado pegada al tabique izquierdo según se entraba.

 

– Esto aquí no va a poder ser, Tere. Con la obra que hice para ganar esta habitación, la ventana ha quedado pegada a la pared…

 

– Eso no importa, mujer. Mira, otra vez por pasos (dijo muy segura):

 

 

 

 

 

 

Paso 1: (cogió su metro y empezó a sacarlo apoyando el cero donde acababa el poco hueco que había, pegándolo a la pared). Nos ponemos frente a la ventana y medimos desde la misma pared a todo lo largo de la ventana y anotamos la medida (la anotó en su libretita)

 

– Paso 2: Y desde el final del marco de la ventana seguimos 10 cm más.

 

– Paso 3: Medimos el alto como ya hicimos en la anterior habitación con el cajón de la persiana..¡Y listo!

 

 

 

El nacimiento de otra “manitas”

 

 

La verdad es que no me había preocupado antes de prestar atención a algo así, pero una vez hecho…tampoco resulta ser nada del otro mundo.

 

No sé instalar distintos tipos de estores, pero en lo de medirlos, me he quedado bien con la cosa. Vamos, que el de la pintura del bodegón de mi madre que quiero en la cocina lo pongo yo.

 

Ahora sí que veo claro lo absurdo que resulta gastar tiempo esperando con el estor empaquetado a que tu pareja se decida a instalártelo o gastar dinero llamando a un profesional para algo que una puede solucionar por sí misma.

 

Acabé montando todos los estores de mi casa, incluso en el cuarto de baño, donde instalé un fantástico noche y día)

 

En conclusión: Las mujeres tenemos capacidad sobrada para este tipo de iniciativas. Creedme, amigas: sólo hay que poner un poco de interés y esa tarea que ellos se empeñan en definir como trabajo duro y fatigoso, para nosotras será cosa hecha. Yo soy testigo de ello.

 

En este caso, los distintos tipos de estores que he puesto en mi hogar han dado otro ambiente, espacio, gusto…y, sobre todo, me siento mucho más realizada por haberlo hecho yo misma.

 

En conclusión: Las mujeres tenemos capacidad sobrada para este tipo de iniciativas. Creedme, amigas: sólo hay que poner un poco de interés y esa tarea que ellos se empeñan en definir como trabajo duro y fatigoso, para nosotras será cosa hecha. Yo soy testigo de ello.

 

En este caso, los distintos tipos de estores que he puesto en mi hogar han dado otro ambiente, espacio, gusto…y, sobre todo, me siento mucho más realizada por haberlo hecho yo misma.

 

Por cierto: contarme también algo vosotras, que quiero que este tema sea un poco la excusa para una mijita de “cotilleo online”;) ¿no?. Por ejemplo… ¿os atrevéis a hacerlo por vuestra cuenta cuando surge alguna tareilla “ de hombres” en casa? ¿Os salió bien? ¿Os salió mal? ¿Qué fué lo que hicisteis y qué tal fue todo? os llevará solo un par de divertidos minutos que me contestéis y será entretenido “leernos” todas, que es el objetivo final. ¡Espero vuestras respuestas!

 

 

 

 

 

 

Antes de comenzar a escribir este post quiero decir que la maternidad es lo mejor que me ha pasado en la vida. Tus hijos no entienden de trabajos, de ambición laboral, de problemas, de físico o de poder adquisitivo: simplemente te quieren como eres porque eres su madre o padre, y para ellos eres el mejor del mundo seas como seas.

 

 

Dicho esto hoy quería hablar sobre un tema que últimamente he hablado con algunos padres (hecho que me ha reconfortado, ya que no soy la única persona a la que le pasa): el cuidado de nuestros hijos nos supera.

Pero ¿como es esto posible? A veces lo más maravilloso del mundo se convierte en una carga que día a día nos va agotando y nos pasa factura. No quiero decir que le pase a todo el mundo, pero hay muchos padres y madres a los que está pasando, e incluso algunos han tenido que solicitar la ayuda de un psicólogo para ayudarles a afrontar todos los cambios que supone la crianza de un hijo.

 

CONCILIAR LA VIDA FAMILIAR Y LABORAL

 

El primer punto conflictivo viene cuando intentamos conciliar la vida familiar y laboral. Si los padres trabajan en turnos diferentes y  no pueden compatibilizar los horarios el caos se apodera del hogar familiar. ¿Que turno tienes hoy? ¿Con quién los dejo? ¿Cuento con el dinero suficiente para poder contratar a alguien que me los cuide?.

Al final esta situación se convierte en la tónica diaria de muchos padres con lo que estrés y  ansiedad se convierten en crónicos y cada vez son más los padres deben acudir a psicólogos y psiquiatras para intentar controlar las situaciones diarias con los hijos.

En muchos de los casos alguno de los progenitores renuncia a su trabajo para encargarse del cuidado de los hijos provocando reproches y frustración en las relaciones de pareja que en el peor de los casos terminan en la separación o divorcio.

 

SIN TIEMPO PARA NADA

 

¿Dónde está el tiempo que dedicamos a nosotros? ¿Cuando eres padre tienes que renunciar a todo lo que teníamos antes?

El concepto de maternidad ha cambiado muy mucho en nuestra sociedad. En la época de nuestras abuelas el rol de madre era una cosa aceptada y asumida. La mujer se dedicaba a la casa y al cuidado de los hijos.

Pero en la sociedad de hoy en día a la mujer se le exige de todo: que estudie, trabaje, tenga hijos, haga las labores del hogar, se ocupe de la crianza de los hijos….Si no haces todas estas cosas eres tachada de mala madre.

Afortunadamente hoy en día la mayoría de hombres se implica de lleno en todas estas tareas pero el tiempo de ocio que disfrutábamos en el pasado se reduce al mínimo, provocando de nuevo la frustración en los padres.

Frases como » Es que no podemos hacer nada con el niño» o » A ver si salimos alguna vez a un sitio que no sea el parque de bolas o los columpios» se convierten en habituales en muchas de las parejas.

Nos quedamos sin tiempo para nosotros pero todo ese ocio lo volcamos muchas veces en hacer cosas por y para los niños. La agenda de los pequeños es parecida a la de los ministros pero como dice una amiga mía «en versión guay»: cumpleaños, quedadas, teatro, cine, piscina… los días se convierten en una auténtica vorágine de acontecimientos para ellos y en un sufrimiento para nosotros.

De un lado para otro y sin tiempo para nada.

 

 

 

 

DEBERES, EXTRAESCOLARES Y MÁS…

Recuerdo mi infancia en la biblioteca del barrio donde los niños pasábamos las horas haciendo deberes del cole e indagando en la famosa enciclopedia Encarta para hacer los trabajos de clase. Nuestros padres no tenían ni el tiempo ni la formación necesaria para ayudar en las tareas escolares.

Un concepto que ha cambiado por completo. Ahora los padres somos los que «ayudamos a los niños» a hacer las tareas de clase y estudiar y muchas veces terminamos haciendo los deberes por ellos.  Exigimos que sean los mejores en todo y eso tiene un precio: el de una dedicación completa en los estudios de nuestros hijos.

Muchas veces me pregunto si el forzar esta competitividad en los estudios tendrá consecuencias en un futuro. Yo recuerdo una infancia de juegos y diversión pero ¿cómo recordarán mis hijos la suya?. No quiero que se pasen toda la tarde haciendo deberes sin saber muchas veces lo que están haciendo. Tampoco quiero que el no sacar unas notas excelentes sea motivo de frustración familiar.

Y por encima de todo, no quiero que hagan algo por el hecho de algo que no hice cuando era pequeña.

 

LOS MEJORES PADRES DEL MUNDO…

El tener la «obligación» de ser los mejores padres del mundo tiene sus consecuencias. Y es que, al final, el hecho de tener que compararnos continuamente con el resto de padres hace que nos veamos superados por la vida.

Siempre tenemos algún amigo, conocido o familiar que hace las labores de padre o madre a la perfección.

Muchas veces mi madre se encarga de recordarme que «tengo a mis hijos desatendidos» y que tendría que dedicarles más tiempo. Y yo me pregunto…¿cómo hago eso?

También las redes sociales nos han hecho un flaco favor para mostrar la maternidad verdadera. En Facebook e Instagram vemos unos padres disfrutando de sus hijos en ambientes relajados y distendidos, viviendo la maternidad con felicidad completa y con unos rostros por los que no pasa el tiempo. Mientras que una maternidad real refleja ojeras, cansancio, malas noches

 

 

Y es que el camino de la maternidad supone estas cosas y hay que ser un auténtico Espartano para no sucumbir en decir más de una vez estas palabras «EN QUE HORA SE ME OCURRIÓ SER PADRE»…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las tarjetas de fidelización además de ahorrarnos dinero pueden darnos regalos extra para el hogar, nuestra belleza o nuestra familia. Aquí os hablamos de dos de ellas.

 

Reconozco que desde que soy madre mi bolso ha aumentado considerablemente de tamaño debido a que voy haciendo acopio de todas las tarjetas de fidelización que me van ofreciendo.

Tengo un montón tarjetas, que pertenecen a supermercados, tiendas de juguetes, tiendas de ropa, gasolineras, perfumerías, y, sinceramente, algunas de ellas no las he llegado a utilizar más que en un par de ocasiones. Sin embargo, existen dos que utilizo con frecuencia.

Una de tarjetas que suelo utilizar es la Tarjeta de puntos MiBp. Si como yo, teníais la antigua tarjeta de puntos de BP, lo que tenéis que hacer es cambiarla por la nueva en cualquier gasolinera BP.

Si no la tenéis igualmente en las gasolineras os la hacen al momento.

Como muchas de las tarjetas de fidelización el funcionamiento es el mismo: al tiempo que echamos gasolina vamos acumulando puntos y al final los canjeamos por premios o descuentos.

Lo más práctico de esta tarjeta es que, además de tener un catálogo con regalos para el hogar, juguetes, accesorios para el coche etc,  han añadido un montón de empresas dónde podemos canjear los puntos como Amazon, El Corte Inglés, Decathlon, Toys’r us, Ikea, Cinesa, Atrapalo.com, Telepizza o  Media Market; entre otras muchas, empresas donde seguramente alguna vez hayamos comprado algo.

 

Además, si no os gusta ningún regalo,  y lo que queréis es ahorrar en gasolina también permite la opción de canjear nuestros puntos por litros de combustible.

 

Tarjeta Eroski

Esta segunda tarjeta va asociada a la primera. Si habitualmente compráis en Eroski os podéis ahorrar un dinerillo echando gasolina, ya que con cada 30 euros comprados en este supermercado obtendremos 1 litro de combustible en las gasolineras BP.

Esto supone que, si por ejemplo nos gastamos 250 euros en comida y productos para el hogar en Eroski, obtendremos algo más de 8 litros de combustible.

Para finalizar os quiero hablar de una aplicación muy cómoda que he encontrado y en la que podemos ir “guardando” todas nuestras tarjetas de fidelización en el móvil (y así descargar un poco nuestros bolsos y tarjeteros). Se llama Stocard y está disponible tanto en Android como en  IOS.

 

Tarjetas de fidelización

 

 

Se tarda solo unos minutos en registrar las tarjetas (depende también del número que tengáis pero más o menos con cada tarjeta es 1 minuto) y ya están disponibles en el móvil para ser usadas.

Si usamos las tarjetas de fidelización en los sitios donde habitualmente compramos estaremos ahorrando unos euros que seguramente nos vendrán muy bien para la economía familiar.

La nueva normativa en torno a los Sistemas de Retención Infantil está generando muchas dudas entre los padres ya que la información desde los diferentes organismos oficiales no es clara y concisa. Desde BebéCómodo se ha creado una infografía especificando las diferencias con la normativa actual.

 

 

 

I-Size vs EC R44/04: ¿Qué hay de nuevo en la normativa de sillas de coche para el 2018?

Algo que ha ido pasando por desapercibido por muchos padres es que la normativa de sillas de coche ha ido mudando a lo largo de estos años, especialmente en este año 2017. De hecho, se espera que para el 2018 la homologación I-Size para sillas de coche reemplace totalmente la EC R44. Esta normativa agrega nuevos requerimientos para los fabricantes. Por ejemplo, reemplazando la clasificación por peso por una basada en la altura del niño. El sitio BebéCómodo ha publicado una infografía explicando las diferencias principales entre ambas.

 

 

 

 

 

La I-Size apuesta por hacer más seguro el viaje con los niños en coche a través de nuevos parámetros:

En primer lugar, las sillas con esta homologación deben incluir sistema de anclaje isofix, el cual deja la silla anclada al chasis del carro, haciendo imposible su desprendimiento en caso de frenazo o choque.

Y además, se suma un nuevo test de choque lateral que estas nuevas sillas deben superar para salir al mercado. Esto asegura que las sillas ofrezcan mejor protección para el cuello de los pequeños.

A pesar de no ser obligatoria la normativa, la seguridad de los pequeños es lo primero. Por eso, puedes utilizar esta normativa para elegir mejor. Por ejemplo, ella recomienda utilizar la silla en dirección a contramarcha hasta los 15 meses. Aunque por otro lado, algunos expertos en seguridad vial lo recomiendan hasta una edad tan avanzada como los 4 años.