EL POST INVITADO: CÓMO COLOCAR ESTORES

     Cuando eres padre empiezas a mirar por la economía familiar muy mucho. Los gastos se multiplican y es cuando agudizamos nuestro ingenio y nos sale la vena «manitas» en casa. Nuestro post invitado resultará muy útil a todos en este aspecto y de la mano de  Puntogar   aprenderemos a colocar de una forma práctica y fácil los estores de nuestro hogar.                         

                            ¡AY, TERESA: QUE APAÑÁ ERES! ¡QUÉ ESTORES MÁS BONITOS!

 

 

 

 

Mi hermana Tere y la llegada de estores a casa.

 

Mi hermana Teresa y yo vivimos juntas desde hace años. Yo tengo dos hijos gemelos de seis años y cuando me divorcié, se vino a vivir con nosotros tres. La verdad es que es una gran ayuda para mí; y como ha salido a mi padre, (que en gloria esté) es lo más “apañá” del mundo en el tema chapucillas domésticas.

 

Hoy os quiero contar como se las ingenió para instalar ella misma en casa varios tipos de estores, y lo que es más alucinante todavía: que yo llegara a medir y a instalar solita los demás.

 

Qué pena que toda la iniciativa y diligencia que tiene las gaste en estas cosas de decoración, porque para las demás tareas de un ama de casa… como que no.

 

Ahora estamos cambiando poco a poco la decoración de la casa y, sin ir más lejos, esta mañana llamaron al timbre y al abrir la puerta me encuentro con un señor de una empresa de transportes con una caja alargada.

 

– Buenas. ¿Teresa Ramírez?

 

– ¡Si, voy! (gritó mi hermana al fondo. Se acercó al señor mientras yo mantenía la

puerta abierta).

 

– Dígame.

 

– Un paquetito, señora. Me tiene que firmar aquí.

 

– Ah, sí. Claro. (Ella firma y yo mirándola. El señor se despide)

 

– Muchas. Gracias. Que les vaya bien.

 

– Gracias. Hasta la próxima.

 

Cierro la puerta y mientras ella se va para la habitación de los niños con el paquete, le pregunto:

 

– ¿Eso que es?

 

– ¿Lo que hay en el paquete? Una caja.

 

– Vale. Voy a intentarlo otra vez, Tere: ¿Qué contiene la caja si puede saberse?

 

– Tres estores. Uno para los niños que está personalizado, otro para la  habitación de

invitados y un tercero para mí, que estoy harta de  cortinas y necesito espacio y

controlar mejor la luz en mi habitación.

 

– ¿Por qué no me lo dijiste?

 

– Ya lo estoy haciendo ¿no? ¿No decías que la cortina de mi cuarto era horrible y que

se puso allí solo porque la compró tu ex?

 

– Bueno, vale. Pero ¿Tú vas a saber poner eso?

 

Tere deja de desempaquetar y me mira fijamente.

 

– Esto lo saben poner hasta tus hijos. Voy a instalárselo antes de que los traigas del

cole para que se lleven la sorpresa.

 

– ¡Exagerada!…procura no dejar mucho polvo.

 

– Tranquila, este se pone sin taladrar.

 

– ¿Sin taladrar? Bueno. Voy a comprar unas cosas al súper y luego voy a por los niños (dije yo, sin haber prestado demasiada atención a sus palabras).

 

 

 

El impacto de una grata impresión

 

 

 

…Y allí la dejé. Cuando regresé, mientras ponía la compra en la cocina, los niños que habían entrado antes (como cohetes para variar), empezaron a gritar a la vez como buenos gemelos que son:

 

– ¡Mamá, mamá!, ¡Mira! ¡Corre! (lo de “corre” procuran decirlo cuando más ganas tienes de sentarte un poco) ¡Ven, mira! ¡Son los Minions!

 

Tuve que acercarme y al entrar en la habitación me impacta ver, en lugar de la cortina de siempre, una pantalla tan grande como la ventana o más, llena de colorido y alegría con tres Minions en primer plano (como siempre en plan vertiginoso) que son los tres favoritos de mis hijos y creo que los de todos los críos: Stuart, Kevin y Bob.

 

Sinceramente, pienso que igual que Minions en el caso de mis hijos podrían haber sido otros personajes favoritos en otras casas. Sonreí al pensar cuánto me habría gustado de pequeña tener una Heidi bien grande en mi ventana.

 

 

 

 

 

 

 

Desde luego la habitación daba la sensación de tener más espacio que antes con las cortinas. Detrás de mí oí la voz de Tere que me pilló aún la boca abierta (parte exagerándola a propósito por compartir la alegría de mis chicos) y parte de auténtico asombro:

 

– Mejor esto que las cortinas que tenían, ¿no?

 

– Pero..¿cómo has podido ponerlo tan pronto?

 

– Ya te dije que para este no se necesitaba taladrar. He tardado más en quitar las

cortinas que en instalar el estor. Pero ven a ver el mío.

 

– ¡Qué barbaridad! ¿En menos de media hora has montado tú sola los dos?

 

Tere se volvió hacia mí, levantó las dos manos y sonriendo giró rápidas las muñecas.

 

 

– Con estas manitas. Y el del dormitorio de invitados no lo he puesto porque ya había que almorzar. Que, por cierto, he visto el donut gigante de trucosdemamas.com en el frigorífico. te ha quedado genial.

 

– Claro, (le dije) ¿no sabes ya que lo mío es la cocina y lo tuyo el bricolaje?

 

– Con estas manitas. Y el del dormitorio de invitados no lo he puesto porque ya había que almorzar. Pero no es para tanto, mujer.

 

Lo que pasa es que estamos demasiado acostumbradas a que estas cosas las hagan los hombres y nos parecen un mundo. Ten por seguro que tú lo habrías hecho igual que yo.

 

Entramos en su habitación y enmudecí. En una silla de la habitación estaban dobladas las oscuras cortinas que compró mi ex y, cubriendo el área de luz de su puerta corredera, que da a una miniterraza, había un precioso estor de enormes lunares morados y rosáceos.

Ella, desde un lateral, lo manipulaba alterando la luz ambiente de la habitación para que yo viera el efecto de esos cambios.

 

 

 

 

 

– ¡Yo quiero uno, Teresa! Por favor, tienes que pedírmelo a esa tienda online e instalármelo cuando regreséis tu novio y tú de las vacaciones.¡Y otro para la cocina personalizado con el bodegón de granadas que pintó mamá!

 

– Que vá! No hace falta que esperes tanto tiempo. Primero miras en el muestrario de la tienda online cual te gusta más. Tomamos juntas las medidas del tuyo esta tarde, me ayudas a instalar el de la habitación de invitados y ya verás que fácil los instalas tú sola.

 

 

 

Los metros flexibles, boli, papel y la escalera por armamento… y ¡al ataque!

 

 

Dicho y hecho. Por la tarde, tras una pequeña siesta, ya estábamos las dos con el metro en la mano en mi dormitorio.

 

La verdad es que me gustaron tanto los cambios que habían producido los estores en las dos habitaciones y veía a mis pequeños tan contentos con la presencia de los Minions en su habitación, que decidí aprender.

 

Tal vez Tere no sea una experta planchando ropa, pero como docente es estupenda. No sé cómo lo hace, pero mientras te lo explica te transmite seguridad.

 

Ella dice que todo fue sencillamente dar el paso una primera vez y atreverse a hacerlo por sí misma. Y desde entonces procura no depender de profesionales o de amigos.

 

– Bueno, ¿por donde empezamos? (dije yo).

 

Se colocó sus gafas y me dice:

 

– Es muy fácil (dijo abriendo de par en par las cortinas) Como los estores siempre van cubriendo una ventana, tomaríamos a ésta como referencia para medir y daríamos un margen de 10 centímetros desde el marco superior hacia arriba.

 

Luego desde ese tope mediríamos hasta abajo, también sumando 10 centímetros más por abajo. Y en los laterales igual, que es lo que hice en la habitación de los niños.

 

 

Pero como aquí en la tuya tenemos la caja de la persiana sobresaliendo, tendremos que poner el estor al techo.

 

Vamos por pasos… (se subió con el metro en la escalera):

 

 

 

-Paso 1: Para el alto, medimos poniendo el extremo del metro tocando el techo y desenrollamos hacia abajo hasta llegar a la altura que deseamos.

 

Como tú tienes la calefacción debajo de la ventana, con añadir diez centímetros más al marco inferior de la ventana será suficiente.

 

 

 

(Bajó de la escalera)

 

-Paso 2: Tomamos otro margen diez centímetros antes del marco izquierdo hasta pasados otros diez del derecho. O sea: el ancho de la ventana más 20 cms.

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Un problema inesperado!

 

 

 

Ya tenemos las medidas del estor de tu dormitorio. Vamos a tomar las de la habitación de invitados…

 

– Pues vaya… (pensé) tampoco parece tan complicado…

 

La habitación de invitados tenía un problema a la hora de instalar el estor: La ventana estaba demasiado pegada al tabique izquierdo según se entraba.

 

– Esto aquí no va a poder ser, Tere. Con la obra que hice para ganar esta habitación, la ventana ha quedado pegada a la pared…

 

– Eso no importa, mujer. Mira, otra vez por pasos (dijo muy segura):

 

 

 

 

 

 

Paso 1: (cogió su metro y empezó a sacarlo apoyando el cero donde acababa el poco hueco que había, pegándolo a la pared). Nos ponemos frente a la ventana y medimos desde la misma pared a todo lo largo de la ventana y anotamos la medida (la anotó en su libretita)

 

– Paso 2: Y desde el final del marco de la ventana seguimos 10 cm más.

 

– Paso 3: Medimos el alto como ya hicimos en la anterior habitación con el cajón de la persiana..¡Y listo!

 

 

 

El nacimiento de otra “manitas”

 

 

La verdad es que no me había preocupado antes de prestar atención a algo así, pero una vez hecho…tampoco resulta ser nada del otro mundo.

 

No sé instalar distintos tipos de estores, pero en lo de medirlos, me he quedado bien con la cosa. Vamos, que el de la pintura del bodegón de mi madre que quiero en la cocina lo pongo yo.

 

Ahora sí que veo claro lo absurdo que resulta gastar tiempo esperando con el estor empaquetado a que tu pareja se decida a instalártelo o gastar dinero llamando a un profesional para algo que una puede solucionar por sí misma.

 

Acabé montando todos los estores de mi casa, incluso en el cuarto de baño, donde instalé un fantástico noche y día)

 

En conclusión: Las mujeres tenemos capacidad sobrada para este tipo de iniciativas. Creedme, amigas: sólo hay que poner un poco de interés y esa tarea que ellos se empeñan en definir como trabajo duro y fatigoso, para nosotras será cosa hecha. Yo soy testigo de ello.

 

En este caso, los distintos tipos de estores que he puesto en mi hogar han dado otro ambiente, espacio, gusto…y, sobre todo, me siento mucho más realizada por haberlo hecho yo misma.

 

En conclusión: Las mujeres tenemos capacidad sobrada para este tipo de iniciativas. Creedme, amigas: sólo hay que poner un poco de interés y esa tarea que ellos se empeñan en definir como trabajo duro y fatigoso, para nosotras será cosa hecha. Yo soy testigo de ello.

 

En este caso, los distintos tipos de estores que he puesto en mi hogar han dado otro ambiente, espacio, gusto…y, sobre todo, me siento mucho más realizada por haberlo hecho yo misma.

 

Por cierto: contarme también algo vosotras, que quiero que este tema sea un poco la excusa para una mijita de “cotilleo online”;) ¿no?. Por ejemplo… ¿os atrevéis a hacerlo por vuestra cuenta cuando surge alguna tareilla “ de hombres” en casa? ¿Os salió bien? ¿Os salió mal? ¿Qué fué lo que hicisteis y qué tal fue todo? os llevará solo un par de divertidos minutos que me contestéis y será entretenido “leernos” todas, que es el objetivo final. ¡Espero vuestras respuestas!

 

 

 

 

 

 

1 comentario

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  1. […] en menos de media hora estoy allí y los ponemos en un momento. Ya viste lo fácil que fue medir estores enrollables ¿no? Pues instalarlos es igual de fácil o […]

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