El sol es necesario para la vida y tomado con precaución tiene múltiples beneficios para el organismo. Pero el sol en exceso ya sabemos que es bastante malo y sobre todo para los bebés y los niños puede tener consecuencias negativas.
Desde hace años sabemos que es necesario tomar el sol con protección, no solo para evitar las quemaduras, también para proteger la piel del envejecimiento prematuro y del posible desarrollo de melanomas y cáncer de piel. Y aunque todas las personas necesitamos protección, independientemente de la edad y del color de la piel, los niños y los bebés requieren un cuidado especial. Su piel es más sensible, de hecho muchos niños y bebés suelen presentar piel atópica, con dermatitis, pero aún cuando no tengan ningún problema dermatológico, hay que protegerles del sol. Por eso creemos que es importante repasar estos consejos, ahora que todas iréis a la playa o a la piscina con los más pequeños. Aunque son consejos que sabéis de sobra, no viene mal repasarlos en este tiempo:
1- Muchas veces pensamos que solo hay que aplicarles un protector solar si van a la piscina o a la playa. Y no es así: la protección solar es necesaria siempre que el niño vaya a estar al exterior: si lo llevas al parque, si va a montar en bicicleta, si salís a pasear, si le dejas en el campamento de verano, si vais en el coche y le da el sol (los rayos UVA atraviesan también los cristales), etc. Incluso en días nublados es necesario aplicar un protector solar.
2- A la hora de elegir un producto, independientemente de la marca, fíjate que junto al factor de protección SPF 50/30 (para los niños es preferible no usar una protección menor) vengan las siglas UVB/UVA. Hasta hace unos años se pensaba que los rayos UVB eran los peores, sin embargo, ahora se sabe que los UVA aunque no causan quemaduras en la piel, son los principales causantes del envejecimiento cutáneo y de los melanomas. También conviene que el producto que elijas incluya protección frente a los Infrarrojos.
3- Muchas marcas de protectores solares tienen línea específica para niños y esa es precisamente la que te recomendamos que uses para tus hijos. Porque esos productos están especialmente desarrollados para esas pieles tan sensibles y perfectas que tienen ellos, para protegerlas y mantenerlas así el máximo tiempo posible.
4- Recuerda que debes aplicar el protector media hora antes de la exposición al sol y repetir cada dos horas y siempre después del baño. Aunque utilices protectores resistentes al agua, si tus hijos se secan con la toalla, perderán esa protección, así que deberás echarles de nuevo el producto.
5- A la hora de elegir uno u otro producto también influye la textura, algunas se absorben más rápidamente y suelen resultar más cómodas para los pequeños. Y al aplicarlo no olvides dárselo en todas las partes de su cuerpo: pies, manos, dedos, espalda… no te olvides de ninguna. (el empeine del pie suele ser una parte que siempre olvidamos)
6- Evita en cualquier caso exponer a los niños al sol en las horas centrales del día: de 12 a 17 horas, mejor que los más pequeños estén bajo techo.
7- Si vas a la playa o a la piscina con un bebé menor de 6 meses evita exponerlo al sol directo. Protégelo con una sombrilla, gorros y abundante protector solar. Y a cualquier edad, además de la protección solar, acostúmbralos a que llevan una gorra, incluso gafas de sol homologadas.
La protección solar ya no es solo cuestión de estar más o menos moreno, es cuestión de salud, de evitar el futuro desarrollo de cáncer de piel. Y conviene que nuestros hijos aprendan desde pequeños que la protección solar es necesaria siempre. ¡Este verano, a disfrutar del sol con moderación!