EL BUEN PROFESOR
Había una vez un profesor que amaba su trabajo.
Ponía pasión a todo lo que hacía y todas sus enseñanzas las trasladaba a sus alumnos.
El buen profesor era querido por todos los niños. Sabía como motivarles para que cualquier materia fuera emocionante para ellos y siempre les intentaba dar los mejores consejos.
«Al final en la vida te darán lo que des», era la frase que repetía continuamente.
Una mañana el profesor llegó a clase con los ojos empañados en lágrimas.
Los alumnos sorprendidos le preguntaron que le pasaba. Un amigo de su infancia estaba gravemente enfermo y su vida se iba desvaneciendo poco a poco.
Él, que siempre tenía soluciones para todo no sabía como manejar esto. La vida le había dado un revés.
A la mañana siguiente cuando llegó a clase había una caja encima de su mesa.
Cuando la abrió encontró cientos de mensajes de sus alumnos. De amor y deseos para que su amigo se recuperase.
El profesor rompió a llorar emocionado. Había conseguido inculcar en sus alumnos el verdadero sentido de la vida. El amor por lo demás y la pasión por la vida.
By Chloe