Una ya tiene una edad y ni las cremas más caras y estupendas del mundo devuelven a la piel esa luminosidad que tenía hace unos años.
El trabajo, los niños y el estrés de vida que llevamos no ayudan, la verdad, y encontrar esos pocos minutos para el contorno de ojos, la crema anti-edad, el sérum, el desmaquillante… a veces es tarea imposible, por lo menos para mí.
Por eso quería compartir con vosotras un tratamiento de belleza que, desde que lo descubrí, se ha convertido en un básico para mi piel. Se trata de la bioestimulación plaquetaria. Unos minutos dos veces al año y…¡tu piel es otra!
Cuando oí hablar de este tratamiento pensé… ¿Yo pincharme la cara? ¡Ni loca! pero… después de probarlo pude comprobar que es un tratamiento muy sencillo y nada agresivo.
¿Por qué? Porque lo que te inyectan es un concentrado de tus plaquetas. Primero te toman una muestra de sangre, la centrifugan para, después, aplicarte ese concentrado de plaquetas en tu rostro.
El proceso dura unos 30 minutos y a los días tu piel está rejuvenecida y resplandeciente.
En mi caso lo noto muchísimo, sobre todo, en el contorno de ojos. Me hago este tratamiento cada seis meses y, la verdad, estoy encantada. ¡Me quito de un plumazo unos añitos de encima!