La lactancia materna es una de las cuestiones que más dudas nos plantea a la hora de ser madre, sobre todo si somos primerizas. La Asociación Española de Pediatría, en su Guía Práctica para padres da respuesta a muchas de estas cuestiones.
(Extraído de la Guía de la Asociación Española de Pediatría que podéis descargaros gratuitamente pulsando aquí)
1.- BENEFICIOS DE LA LACTANCIA MATERNA
La alimentación con leche materna se asocia con una disminución de la incidencia y gravedad de enfermedades agudas y crónicas de los bebés amamantados y también tiene beneficios para la salud de las madres.
Beneficios a corto plazo para la salud del niño
Los nutrientes contenidos en la leche materna se digieren y absorben mejor que los contenidos en las leches artificiales. Por otro lado, la alimentación al pecho protege al niño frente a infecciones, ya que aporta factores de defensa y mejora la composición de la flora bacteriana intestinal, con predominio de bifidobacterias y lactobacilos, que participan en mecanismos de defensa frente a las infecciones. En comparación con niños alimentados a base de leche artificial, cuyo sabor no cambia, los niños alimentados al pecho experimentan una amplia variedad de olores y sabores, lo que puede facilitarles la aceptación de otros alimentos durante el destete.
También se ha demostrado que la alimentación al pecho tiene un efecto analgésico (disminuyendo las respuestas del bebé a estímulos dolorosos agudos), y que reduce el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante y de padecer enterocolitis necrotizante neonatal (trastorno grave que afecta al tracto gastrointestinal).
Beneficios a largo plazo para la salud del niño
La lactancia materna disminuye el riesgo de maloclusión dental, ya que la succión del pecho favorece el desarrollo mandibular del niño.
Diversos estudios han demostrado un efecto protector de la lactancia materna frente a las enfermedades alérgicas, la obesidad, la celiaquía, la diabetes mellitus, la leucemia aguda, los linfomas y otros tipos de cáncer, como el tumor de Wilms.
Algunos componentes de la leche humana, como los ácidos grasos omega-3 y omega-6, y los oligosacáridos, cumplen una función importante en el desarrollo cerebral del niño y se han relacionado con el mejor desarrollo intelectual de los niños alimentados al pecho.
Beneficios a corto plazo para la salud de la madre
Mejora de las reservas de hierro: La oxitocina, hormona que se produce en respuesta a la succión del pezón, provoca una contracción del útero.
2.- ¿HASTA CUANDO SE PUEDE SEGUIR CON LA LACTANCIA MATERNA?
La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante 6 meses, seguida por la introducción de alimentos complementarios y la continuación de la alimentación al pecho hasta los dos años o más
3.- ALIMENTACIÓN DE LA MADRE LACTANTE
Se recomienda que tome suplementos de yodo (200 μg/día) durante el embarazo y la lactancia, y que consuma sal yodada para asegurar que el niño recibe un aporte adecuado de este mineral a través de la placenta y la leche materna. El yodo es necesario para la síntesis de hormonas tiroideas que intervienen en el desarrollo cerebral del niño. Las madres vegetarianas estrictas deben tomar suplementos de vitamina B12 durante el embarazo y la lactancia, para evitar el déficit de esta vitamina, que puede causar alteraciones neurológicas en el niño.
La alimentación debe ser sana y equilibrada. Las madres vegetarianas estrictas deben tomar suplementos de vitamina B12 durante el embarazo y la lactancia, para evitar el déficit de esta vitamina, que puede causar alteraciones neurológicas en el niño.
El aporte de vitamina D a través de la leche materna no cubre los mínimos recomendados para asegurar la mineralización ósea apropiada del bebé. La piel también puede sintetizar vitamina D bajo la influencia de la luz ultravioleta, aunque el estilo de vida actual, con pocas actividades al aire libre y empleo de protectores solares, limita la producción de vitamina D mediante esta fuente. Por ello, todos los lactantes menores de un año alimentados al pecho deben recibir un suplemento de 400 UI/día de vitamina D desde los primeros días de vida. Esta suplementación es especialmente importante en los niños con piel oscura (en los que la síntesis cutánea de vitamina D es menor), los hijos de madres vegetarianas estrictas, que restringen la ingesta de alimentos ricos en vitamina D, y los lactantes prematuros.
4.- CONTROL DEL PESO Y DE LAS MICCIONES DEL BEBÉ
Se recomienda controlar periódicamente el aumento de peso del lactante y el número de micciones, especialmente en las primeras semanas de vida. Si el niño se muestra contento, moja 5-6 o más pañales al día con una orina clara y diluida, es indicativo de una ingesta adecuada. Como patrón de referencia para valorar el peso conviene utilizar las curvas de crecimiento de la OMS (disponibles en: http://www. ihan.es/cd/graficas.html), elaboradas con niños alimentados al pecho, ya que el ritmo de crecimiento durante los primeros meses de vida es diferente al que se observa en los niños con lactancia artificial.
5.- ¿HAY QUE DAR AGUA O PONER EL CHUPETE?
En condiciones normales, hasta los 6 meses está recomendado que el bebé tome sólo leche materna a demanda. No precisa agua ni otros líquidos. A partir de los 6 meses, cuando se empiezan a introducir otros alimentos, además del pecho es bueno ofrecerle agua en vaso de vez en cuando. Durante las primeras semanas de vida, hasta que la lactancia esté bien instaurada, no se aconseja emplear el chupete porque interfiere con la lactancia y puede ser la causa de grietas y dolor en el pezón.
No se recomienda la utilización de chupetes en las primeras semanas, ya que puede interferir la lactancia materna
6- ¿Y SI TENGO GEMELOS?
La lactancia materna en gemelos es posible, aunque entraña mayor dificultad. La cantidad de leche producida por la mama se adapta a las demandas, de manera que en las madres de gemelos se incrementa hasta casi el doble. Es aconsejable la lactancia simultánea, amamantando al mismo tiempo a los dos gemelos, ya que ahorra tiempo y disminuye la fatiga y el estrés materno. Para ello se pueden adoptar diferentes posturas, una de las utilizadas es la postura en balón de rugby, situando a cada bebé boca arriba, con el cuerpo por debajo de los brazos de la madre y los pies hacia fuera.
7.- SI ESTOY DANDO EL PECHO ¿PUEDO HACER EJERCICIO?
El ejercicio físico tiene numerosos efectos beneficiosos en la salud materna: mejora la función cardiovascular y la mineralización ósea, ayuda a perder la grasa acumulada durante el embarazo, aumenta la fuerza y flexibilidad muscular, reduce el estrés y la ansiedad, aumenta la autoestima y produce sensación de bienestar. En madres previamente entrenadas, la práctica regular de ejercicio físico moderado no tiene ninguna repercusión negativa en la composición ni el volumen de leche. En cambio, el ejercicio físico intenso en mujeres sin entrenamiento previo puede disminuir el volumen de leche y aumentar su contenido en ácido láctico, que por su sabor amargo, podría provocar rechazo del pecho.
En madres previamente entrenadas, la práctica regular de ejercicio físico moderado no tiene ninguna repercusión negativa en la composición ni el volumen de leche.
Si la madre quiere perder peso puede combinar una dieta con un aporte mínimo de 1.800 kcal/día y ejercicio físico, sin que se afecte al volumen ni la composición de la leche. En el puerperio inmediato no se aconseja la natación por el riesgo de endometritis. Durante la lactancia tampoco son recomendables los deportes en los que exista riesgo de traumatismos en la mama. Se puede practicar cualquier otro ejercicio siguiendo las siguientes recomendaciones: utilizar un sujetador de deporte, firme, preferiblemente de algodón; realizar un calentamiento previo e ir aumentando la intensidad del ejercicio progresivamente, sin llegar a tener sensación de fatiga; y tomar abundantes líquidos.
8.-CONSUMO DE TABACO, ALCOHOL Y CAFEÍNA DURANTE LA LACTANCIA
Durante el periodo de lactancia se debe evitar el consumo de estas sustancias. El lactante tiene reducida la capacidad para metabolizar el alcohol, por ello, el que recibe a través de la leche materna, aunque sea en pequeñas cantidades, puede tener un efecto negativo en su conducta, ritmo de sueño y desarrollo psicomotor. Si la madre consume alcohol, debe hacerlo en cantidades pequeñas (una caña de cerveza o un vasito de vino) y de forma esporádica (1 o 2 veces a la semana) procurando alejarlo de las tomas de pecho y evitando las bebidas de alta graduación, como ginebra, licores o whisky. La cafeína y otras metilxantinas contenidas en el café, té, refrescos con cafeína y chocolate, si se consumen en cantidades elevadas (más de dos bebidas con cafeína al día) pueden producir irritabilidad y trastornos del sueño en el niño. La nicotina disminuye la producción de leche y al pasar a la leche puede tener efectos adversos en el niño (baja ganancia de peso y/o mayor incidencia de cólicos del lactante).
Pero, aunque la madre fume se recomienda que mantenga la alimentación al pecho, ya que sus beneficios superan los riesgos. Debe seguir los siguientes consejos:
• No fumar dentro de la casa y mucho menos en el ambiente donde está el bebé, para reducir la exposición pasiva al humo del tabaco que aumenta la predisposición a padecer infecciones respiratorias y asma.
• Fumar lo menos posible.
• Fumar lo más alejado posible de cada toma, es decir fumar justo tras la toma. Los hijos de madre o padre fumadores o que consuman alcohol no deben dormir con sus padres en la misma cama (colecho), ya que tienen mayor riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante.
9.- FITOTERAPIA Y MEDICAMENTOS
Aunque a menudo se piensa que las plantas medicinales son inofensivas, la gran mayoría contienen principios activos que en muchas ocasiones no están estandarizados (no se sabe cuáles ni en qué cantidad) y pueden ocasionar toxicidad al bebé que toma el pecho. En cambio, no hay pruebas que demuestren que estas plantas medicinales, tomadas como tal o en infusión, aumenten la producción de leche.
Por otro lado, con relativa frecuencia las madres dejan de dar el pecho porque tienen que tomar medicamentos durante el periodo de lactancia, pero la mayoría de los fármacos son compatibles con la lactancia y en muy pocas ocasiones es necesario suspenderla, lo mejor es consultar siempre con su médico.
Con relativa frecuencia las madres dejan de dar el pecho porque tienen que tomar medicamentos durante el periodo de lactancia, pero la mayoría de los fármacos son compatibles con la lactancia y en muy pocas ocasiones es necesario suspenderla
Como ejemplo de estas situaciones excepcionales en las que se debe suspender la lactancia, podemos citar: la quimioterapia y radioterapia en el tratamiento del cáncer. La lactancia materna también se debe suspender cuando sea necesario administrar a la madre isótopos radioactivos, con fines terapéuticos o diagnósticos. La madre puede extraerse la leche los días previos para dársela al niño durante esos días, hasta que pueda ponerlo nuevamente al pecho; la leche extraída mientras tenga isótopos radioactivos en su organismo debe ser desechada.
Otras pruebas de radiodiagnóstico, como las radiografías, la tomografía axial computarizada y la resonancia nuclear magnética (aunque requieran el empleo de medios de contraste) no contraindican la lactancia.
El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría ha publicado una guía rápida de compatibilidad entre medicamentos y lactancia materna bajo el título “Lactancia materna y medicamentos, una compatibilidad casi siempre posible” (disponible en: http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/ recomendaciones). También se pueden consultar dudas en www.e-lactancia.org, una página web de sencillo manejo, en español.
10. INCORPORACIÓN AL TRABAJO Y LACTANCIA
Para muchas madres la incorporación al trabajo fuera del hogar supone una dificultad para continuar amamantando a su bebé, en función del tipo de contrato, horarios de trabajo, otros familiares a su cargo, tipo de familia (monoparental, extensa, etc.), situación emocional, etc. pero no tiene por qué ser un impedimento. Puede extraerse la leche en casa o en el lugar de trabajo y que otra persona se la ofrezca al niño. Durante el tiempo que están juntos (fines de semana, noches…) es recomendable que lo ponga al pecho con frecuencia. En algunos casos, y si cabe la posibilidad, también podría contar con una persona que le lleve el bebé al lugar de trabajo para amamantarlo (durante la hora de lactancia o los descansos). El Comité de LM de la AEP ha elaborado un protocolo para la alimentación con leche materna en las escuelas infantiles con recomendaciones sobre el procedimiento que se debe seguir para almacenar y administrar la leche materna en las escuelas infantiles en condiciones seguras.
11. PROBLEMAS FRECUENTES DURANTE LA LACTANCIA
Pezón plano o invertido
Ni el pezón plano (no sobresale al estimularlo) ni el pezón invertido (se retrae al apretar la areola) impiden la alimentación al pecho. Es importante informar a la gestante de que podrá dar el pecho a su hijo, aunque necesitará más ayuda y paciencia al inicio. Durante los primeros días, antes de poner al niño al pecho, se puede emplear un sacaleches, eléctrico o mecánico, bombeando suavemente hasta que el pezón salga.
Dolor y grietas en el pezón
Esta complicación generalmente se presenta como consecuencia de una técnica inadecuada de lactancia, aunque también puede tener otras causas, como un frenillo lingual corto en el bebé. Para reducir las molestias se recomendará a la madre que ofrezca el pecho menos dolorido primero, ya que la succión es más vigorosa al principio, y que mantenga el pezón seco, exponiéndolo al aire después de cada toma. También puede ser útil aplicar sobre la grieta leche exprimida del mismo pecho, dejándola secar al aire. Es importante que un profesional observe una toma para ver la técnica de amamantamiento y la posición del bebé, y corregir los errores. Hay que conseguir que abarque con la boca una gran parte de la areola y no sólo el pezón.
Ingurgitación
Se presenta como consecuencia de una retención de leche en los conductos mamarios que se prolonga durante varios días, produciendo sensación de tensión, dolor, enro- jecimiento y calor en las mamas. No hay fiebre, ni sintomatología general. Al distenderse la areola se borra el pezón, lo que dificulta que el niño se agarre bien al pecho y produce dolor y grietas en el pezón, entrando en un círculo vicioso que puede llevar a la mastitis (ver más adelante). Antes de poner al niño al pecho, para facilitar la salida de la leche, se puede aplicar calor local y masaje y extraer un poco de leche, de forma manual o con sacaleches, para disminuir la tensión de la areola, de forma que quede blanda y así se facilite el agarre. También se debe aumentar la frecuencia de las tomas y, si es necesario, completar el vaciado mediante extracción manual o con sacaleches. La aplicación de frío local entre las tomas (mediante compresas de gel frío o bolsas de hielo envueltas en una toalla), por su efecto vasoconstrictor y antiinflamatorio, reduce la ingurgitación y alivia el dolor.
Mastitis
La mastitis consiste en una inflamación de uno o varios lóbulos de la mama, que puede acompañarse o no de infección. Se manifiesta por dolor intenso y signos inflamatorios (enrojecimiento, tumefacción, induración) en un cuadrante de la mama, (dependiendo del lóbulo afecto) y síntomas generales que se pueden confundir con un cuadro gripal: fiebre, escalofríos, malestar general, cefaleas, náuseas y vómitos. El tratamiento de estos cuadros debe iniciarse precozmente, en las primeras 24 horas, para reducir el riesgo de complicaciones (absceso mamario, mastitis recurrente).
No está indicado suspender la lactancia materna, ya que la infección no se transmite al niño y se ha demostrado que si se mantiene la alimentación al pecho mejora la evolución de la mastitis. La madre puede ofrecer primero el pecho sano, para poner en marcha el reflejo de eyección y que le resulte más fácil sacar después la leche del pecho afecto. Se deben seguir los consejos citados en el apartado anterior (“Ingurgitación”) y guardar reposo en cama.
Si con esas medidas no se produce una mejoría clara del cuadro en 12-24 horas, debe ponerse en contacto con su médico, ya que puede ser necesario administrar antibió- ticos.
Producción insuficiente de leche
El motivo más frecuente dado por las madres para el abandono precoz de la lactancia es la producción insuficiente de leche. La verdadera hipogalactia o incapacidad para producir suficiente leche, por insuficiencia del tejido glandular o por déficit de prolactina es poco frecuente (menos del 2 % de las mujeres).
En la mayoría de los casos se trata de una impresión subjetiva de la madre que interpreta mal el llanto del niño, atribuyéndolo erróneamente a que se queda con hambre. En otros casos se trata de un episodio de disminución transitoria de la secreción láctea, que puede guardar relación con situaciones de fatiga o estrés emocional o con periodos en los que el niño experimenta brotes de crecimiento, por lo que la producción de leche materna queda por debajo de sus demandas.
Estos episodios, que se conocen como “baches de lactancia” o “crisis de crecimiento”, se suelen presentar en torno a las 3 semanas, al mes y medio y a los 3 meses. Durante esos días los bebés se muestran inquietos, reclaman el pecho más a menudo, lloran, etc. Para superar estas crisis la madre debe amamantar de forma frecuente (8 o más veces al día), no limitar la duración de la toma (la leche del final de la toma tiene más grasa, y por tanto más calorías) y evitar el empleo de biberón, ya que si en lugar de ofrecer el pecho le da biberón, disminuirá su producción de leche y empeorará la situación.
También es importante que procure estar cómoda durante la toma, intente dormir mientras el niño duerme y disponga de dos periodos de descanso a lo largo del día, de una hora de duración, para recostarse, oír música, leer o cualquier otra actividad que le relaje.
Es conveniente que contacte con otras madres que hayan tenido experiencia en lactar, ya que sus comentarios y consejos pueden ayudar a resolver dudas o dificultades y aumentar la confianza en la lactancia.
Rechazo del pecho.
En algunas ocasiones el bebé sólo quiere comer del mismo pecho y rechaza el otro. Esto puede obedecer a que tenga molestias al apoyar la cabeza cuando se le ofrece uno de los pechos, por dolor de oído, fractura de clavícula, vacunación, hematoma en la cabeza tras el parto, etc. Otra posible causa es que el pezón del pecho que rechaza sea plano o demasiado grande y no quepa en la boca del niño, o que la madre tenga una mastitis, lo que condiciona un cambio en el sabor de la leche. Si el bebé rechaza ambos pechos, las posibles causas son:
• Cambios en las rutinas: incorporación de la madre al trabajo, mudanza, viaje, inicio de la guardería…
• Un ruido fuerte o un movimiento brusco mientras el bebé estaba mamando.
• Cambio en el sabor de la leche.
• Cambio en el olor de la madre, por el empleo de nuevos jabones, perfumes, desodorantes, por sudor excesivo…
Se recomendará a la madre que haga mucho contacto piel con piel, cambie la posición para amamantar y le ofrezca el pecho antes de que el bebé dé muestras de hambre (cuando “busque”, gruña o se chupe los dedos, sin esperar a que llore de hambre), o incluso cuando esté adormecido, pues de esa forma mejora la aceptación.
También es conveniente que se saque la leche del pecho que rechaza (con un sacaleches) para no provocar ingurgitación y no disminuir la producción de leche.
Mordiscos
Los niños pueden morder por diferentes razones: dolor, incomodidad, descubrir para qué sirven los dientes… Se puede recurrir a diferentes métodos para hacerle entender que esto es molesto y duele y que si sigue haciéndolo no podrá continuar alimentándose al pecho, como por ejemplo, cuando muerde quitarle el pecho de la boca y decirle “NO”, de manera seca y clara, poniendo una expresión en la cara muy seria.
12. ¿CÓMO SE TIENE QUE HACER EL DESTETE?
No existe ninguna evidencia científica que demuestre que en una determinada edad se deba realizar el destete completo. La decisión la debe tomar la madre teniendo en cuenta sus necesidades y las de su hijo.
Cuando llegue el momento del destete, es mejor realizarlo de forma progresiva y lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre. Los siguientes consejos pueden ayudar en este proceso, en función de la edad del bebé:
• Acortar la duración de las tomas y pactar una demora, alargando cada vez más el intervalo entre las tomas, con condiciones como: te daré el pecho cuando termines la comida, cuando vayas a dormir, sólo en casa, etc.
• Si insiste en tomar el pecho distraerlo con juegos, canciones, leer un cuento, etc.
• Ofrecer al niño alguna explicación de por qué “ahora no se puede” (mamá está cansada…).
• Darle más muestras de cariño durante el proceso de destete (besos, abrazos, caricias, etc.).
RECOMENDACIONES FINALES
• La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad, y acompañada de alimentos complementarios apropiados hasta los 2 años de edad o más. El destete se debe realizar, de forma gradual, cuando la madre y/o el hijo lo decidan.
• La lactancia materna tiene un efecto protector frente a múltiples enfermedades agudas y crónicas, mejora el desarrollo cognitivo y el ajuste social a largo plazo del bebé y también aporta beneficios a la madre.
• Durante el periodo de lactancia la madre debe mantener una dieta variada y equilibrada. Se recomienda el consumo de sal yodada y los suplementos de yodo, así como evitar los alimentos y bebidas con cafeína, el alcohol y el tabaco.
• No se deben administrar suplementos de biberón excepto si existe una indicación médica para hacerlo. Tampoco se deben utilizar tetinas o chupetes hasta que la lactancia materna esté bien establecida.
• La lactancia materna y el ejercicio físico son compatibles. Las madres que deseen perder peso pueden combinar la práctica de ejercicio físico con una restricción calórica moderada, sin que tenga efectos negativos sobre la lactancia.
• Todos los lactantes deben recibir suplementos de vitamina D, especialmente si se dan situaciones de riesgo de desarrollar déficit de esta vitamina: niños con piel oscura, inadecuada exposición a la luz solar, hijos de madres vegetarianas estrictas y lactantes prematuros.
• El padecimiento de algunas enfermedades en la madre o el niño requiere una valoración individualizada, considerando los grandes beneficios de la lactancia materna frente a los posibles riesgos. En la práctica son muy pocas las situaciones que contraindican la lactancia.
• Cuando ocurre una ingurgitación, o una mastitis, se debe mantener la lactancia materna, ya que no tiene efectos adversos, ofrece claros beneficios para el niño y reduce el riesgo de complicaciones en la madre.
• La succión del pezón y el vaciamiento de la mama son los dos mecanismos más importantes para asegurar una producción adecuada de leche. Para superar un bache de lactancia se aconsejará a la madre que amamante con frecuencia, en una habitación tranquila, que aumente el periodo de descanso y contacte con madres o grupos de apoyo.