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Durante el embarazo la dieta es un elemento fundamental tanto para la madre como para el bebé  especialmente en aquellas mujeres cuya genética no aprovecha lo suficiente las vitaminas y los nutrientes esenciales para el desarrollo correcto del bebé. Ahora puedes conocer tu código genético reduciendo así riesgos en el embarazo.

 

El mundo del embarazo y maternidad nunca deja de sorprendernos. Hace unos días conocimos la existencia de Genomic Genetics International, el primer centro de Medicina Genética aplicada a la medicina preventiva para el diagnóstico, tratamiento y prevención de posibles enfermedades genéticas en el embarazo.

 

 

Un test genético a la madre puede ayudar a conocer cuales son sus genes y por tanto actuar de una manera preventiva a la hora de llevar correctamente el embarazo. Este centro médico descifra el código genético de la madre dando accesibilidad a toda la información genética para potenciar la capacidad del organismo y reducir los riesgos genéticos.

 

 

El ácido fólico. por ejemplo, es una vitamina del grupo B que previene malformaciones de cabeza y columna durante la gestación.

No funciona igual en todos los organismos y algunas mujeres pueden tener problemas a la hora de asimilarlo. “Las futuras madres pueden prevenir estas complicaciones, preparándose con un simple estudio de su genoma* antes de quedarse embarazadas”, señala el Dr. José Ignacio Lao, genetista y director clínico de Genomic Genetics International.

El test genético  indica cómo nuestro cuerpo aprovecha esta vitamina y garantiza, de manera individualizada, cómo obtener los niveles óptimos. Tras el análisis genético de GGI, la mujer tomará la dosis de ácido fólico que necesite.

 

INFLUENCIA DEL ÁCIDO FÓLICO EN EL EMBARAZO

A los 28 días de gestación, antes de que la mujer sepa que está embarazada, se definen aspectos fundamentales en la formación del sistema nervioso del bebé, como el cierre de tubo neuronal (estructura embrionaria que dará origen a la columna vertebral).

Un defecto en el cierre puede ocasionar anencefalia , espina bífida o encefalocele . Tener suficiente ácido fólico antes de la concepción y en las semanas iniciales del embarazo es importante para evitar problemas como este.

Aunque presente en diversos alimentos como cítricos, cereales, legumbres o vegetales de hoja verde: col rizada, brócoli, acelga, espinaca, etc. es difícil obtener de los alimentos la cantidad de ácido fólico necesaria, a pesar de mantener una dieta sana y equilibrada.

Además, debido a una cuestión genética, no todas las mujeres aprovechan de manera natural los efectos beneficiosos de esta vitamina. De hecho, la variación genética que limita la efectividad del ácido fólico es reconocida como una de las principales causas de abortos espontáneos en el primer trimestre de embarazo.

 

PREVENCIÓN ANTES DEL EMBARAZO

“Estudios realizados en diversas partes del mundo han demostrado que las mujeres que toman 0.4 miligramos por día antes de la concepción y durante la primera etapa del embarazo tienen hasta un 70% menos de riesgo de que su bebé nazca con defectos graves a nivel del sistema nervioso”, advierte el doctor Lao.

GGI aconseja que la prevención se inicie al menos en las doce semanas previas a la concepción o, en su defecto, desde el mismo instante en que se sospeche que se está embarazada y se mantenga durante todo el embarazo, pues existen diversos períodos críticos donde el efecto adverso de factores ambientales (desde elementos de la dieta hasta fármacos) puede dejar su huella en el organismo del bebé.

No todos los embarazos son iguales. Y lo que los hace diferentes está en nuestros genes. “El conocimiento oportuno del genoma le dará a cada mujer el poder de elegir las medidas que se ajusten mejor a las peculiaridades biológicas de su organismo, y esta es la mejor base para una estrategia preventiva de salud tanto de la madre como del bebé”, destaca el Dr. Lao.

 

Durante la fase de embarazo, la seguridad del bebé depende de las influencias externas a las que se expone la madre en función de las capacidades defensivas de su genoma. Posterior al nacimiento, el genoma a tener en cuenta ya es el del propio bebé y, según sean sus vulnerabilidades o sus fortalezas, así será su potencial para defenderse del ambiente en el que desarrolle su vida.